LAS 7 PREGUNTAS QUE TE AYUDAN A TRASCENDER LAS ALERGIAS

Para entender las alergias, revisemos cómo funciona el sistema inmune.

Nos defiende. Una defensa equivale a poner una barrera,
Algo que viene del exterior, atacante.

Fanáticamente vivimos en la ilusión
de que el exterior es eso, exterior.
Y que hay una franja entre ESO, y nosotros.
Esa franja ilusoria, es el ego.

Y el Amor, es abrir la barrera que nos pintamos,
creyendo que realmente estamos separados del «afuera»,
cuando realmente, lo único que hace el afuera
es responder a los estímulos, que presentamos en el «adentro».

Somos ambas partes, el YO y el TÚ.
una a nivel consciente, otra no.

Rechazar o negar el exterior le gusta al ego, porque se refuerza.
Por eso nos gusta entrar en negación,
porque acentuando las diferencias entre uno mismo

y los demás, uno puede repartir sensación de culpa
por no saber adaptarse o equivocarse
a la hora de tomar decisiones.

Y cuando nos acorralan el ego,
inmediatamente activamos nuestros famosísimos
mecanismos de defensa, que son aquellos pretextos
con los que tu ego te convence
para que sigas creyendo que tienes la razón.

¿Te resuenan los siguientes pensamientos?
-«Pues claro verdad!!??

Tú te crees mucho diciéndome qué tengo que hacer,
como si tú tuvieras autoridad moral,
Sr. Perfecto! Te acuerdas la otra vez que…»

-«No, estoy bien, al rato se me pasa.»

Podríamos decir, que los mecanismos de defensa,
son realmente un ataque a nuestra realización,
es un tropiezo muy común en el camino del ser humano,

una traba a nuestra conexión con los demás,
la naturaleza, el universo, la sincronicidad,
y nuestra capacidad de hacer nuestra magia mas grandiosa, que es el amor.

Una alergia es una reacción desmedida a una sustancia
que nuestro cuerpo siente como nociva o tóxica.

Si llega algún antígeno
(sustancia que produzca reacción inmunológica,
microorganismos, pólen, lácteos, glúten, polvo, la suegra, etc.)
nuestro cuerpo produce un anticuerpo para defenderse.

En el caso de los alérgicos, su defensa es una serie de barricadas corporales
y toques de queda inmunológicos,
algo así como cuando nos enteramos de la reforma fiscal.

Es muy común que el alérgico, a cada rato ya tenga más cosas en la lista negra.
Cosas que ni sabía que le producían alergia.

Es como si el cuerpo, ahora tuviera todo un arsenal preparado,
como gobierno gringo alrededor de Irán.
Y tener un arsenal preparado, es signo de agresión, de violencia.

El alérgico tiene problemas de agresividad
que no quiere reconocer, y obvio, menos asumir.

Como no se quiere expresar en la mente,
la agresión se manifiesta en el cuerpo.
Y el sistema inmune reacciona con todo.

Así se está «en paz», teniendo guerra con cualquier cosa.
Que si los perros, pues ahora también los gatos.

Que si las flores, que pues también a la primavera.
Que si a los nacos, que si a los emos, etcétera.

Y la agresividad, es una respuesta que viene del miedo.
Solo luchas con aquello a lo que le temes.

Muchas alergias son simbólicas y arquetípicas,
por ejemplo, tener alergia el pelo del gato
se asocia al repeler la caricia y el apapacho.
Tiene que ver con el aspecto amoroso también.

El alérgico también disfruta subconscientemente,
del control que ejerce sobre las áreas donde se desenvuelve,
pues ya sabes que si viene el mocosuelto,
hay que guardar al gato, y cepillar los muebles,

y aguas con comprarle del shampoo barato,
y lávate las manos antes de saludarlo!
No se le vayan a caer.
A través de dicho control desahoga un poco de agresión.

El alérgico se cura cuando aprende a afrontar
todo lo que niega, evita o rechaza del exterior,
y que le provoca sentimientos de agresión poco aceptados,
tiene que reconciliarse con «el enemigo», aprender a amarlo.

Las alergias son tan mentales,
que muchos se ponen a toser
con enseñarles la del gato nomás.

De hecho, muchos antígenos representan vitalidad,
actividad, revolución, caos…

El polen primaveral, los animales, mugre…
muchos alérgicos, subconscientemente
desean una vida totalmente «limpia»,

libre de puntos negros y por supuesto sin pizcas de caos,
algo que sabemos perfectamente, que no es vida.

Preguntas clave para trascender las alergias:

1. ¿Qué sentimientos o impulsos de agresividad evado,
o no he querido asumir?

2. ¿Qué situaciones, cosas o personas del exterior
me causan «roña mental»?

3. ¿Qué aspectos de mi vida me infunden tanto miedo
que trato de evitarlos a toda costa?

4. ¿Qué semántica o semejanzas tienen las cosas que me dan alergia?

5. ¿Hacia adonde apuntan? ¿instinto, agresividad,
pro creación, suciedad, mi parte sombría?

6. ¿Qué tanto utilizo mi alergia para manipular mi entorno?

7. ¿Qué hay de mi capacidad de amar, de recibir,
de aceptar lo que creo que es muy diferente de mí?

«Comulga con todo lo que es,
y serás uno con todo lo que es.
Éste es el camino del amor»

«La disfunción como camino». Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke

Trascendidas las causas, los síntomas desaparecen.