¿Abres los ojos antes de que suene la alarma?
¿Abres los ojos antes de que suene la alarma?

¿Abres los ojos antes de que suene la alarma?

El reloj biológico: ¿Abres los ojos antes de que suene la alarma?

Cuántas veces hemos oído hablar de ese tal reloj biológico que determina nuestras vidas: que si el sueño, que si el hambre, que si el tener hijos… Alguna añadidura debe haber de la cultura popular, seguro, pero sí que hay una especie de reloj interno que regula nuestro organismo.

No tenemos que imaginarnos un cronómetro, que cuenta cuántas horas hemos dormido y dice “basta” cuando toca despertarse. La idea de reloj viene dada por el periodo temporal: tenemos un ciclo interno que tiene una duración de unas 24 horas, y se repite una vez tras otra.

Es lo que se conoce como el ciclo circadiano (donde circa significa ‘cerca’ y diano viene de ‘día’). Y no lo tenemos únicamente las personas: también los animales y las plantas. Fijaos, si no, en esas plantas que se abren cuando es de día y se cierran cuando es de noche.

Mediante este ciclo el organismo de las personas controla funciones como los niveles hormonales, la temperatura corporal, el metabolismo, la presión arterial o el sueño. El instante en que está a punto de sonar el despertador, el ciclo circadiano sigue su proceso: es justamente el momento en que una proteína llamada Per se encarga de hacernos aumentar la presión arterial y la temperatura corporal. Es una cuestión fisiológica.

Pero es evidente que no nos ocurre todos los días ni a todo el mundo. ¡No es que nuestro reloj interno no funcione bien, no os preocupéis! Nuestro organismo sigue trabajando en sus adentros aunque no seamos consciente de ellos, y muchas veces sólo se manifiesta de este modo en las personas o durante las épocas en que se lleva un estilo de vida más monótono y cuadriculado. Y no solamente por lo que se refiere a la hora de ir a dormir y de levantarse, sino a las rutinas básicas de levantarse, comer y acostarse, en general.

La costumbre

Si además de tener un mecanismo interior que sigue un proceso cíclico de unas 24 horas, le añadimos que las personas tenemos una rutina y nos acostumbramos a despertarnos cada día a la misma hora, el efecto es mucho mayor.

Es como si de esta forma estuviéramos poniendo a punto el mecanismo de nuestro reloj, indicándole cómo funciona y cómo debe funcionar. Así, la eficiencia de nuestro ciclo se ve todavía más potenciada: con el hábito, nuestro cuerpo aprende a regular los niveles dela proteína Pero para que se ajuste más al ciclo.

¿Qué pasa si rompemos con la rutina?

El día que tenemos un plan diferente y debemos levantarnos a una hora distinta de la habitual, muchas veces también hay quién se despierta por si solo a la hora que toca. ¿Pero por qué, si entonces se altera el ciclo?

Cuando tenemos una entrevista al día siguiente, cuando nos tenemos que levantar más temprano para acudir a una cita o para ir de excursión… en estos casos, además de las proteínas que regulan el ciclo circadiano, también intervienen otros elementos que se encargan de mantener nuestro celebro en un estado de alerta.

Sin embargo, de esto ya no puedo decir mucho. Porque en mi caso en estos días en los que hay un acontecimiento especial no es que tenga una alerta para despertarme más temprano: yo diría que estoy en alerta toda la noche, ¡porque entonces las suelo pasar en vela!