Uno de los productos naturales más polivalentes que existen es el aceite de ricino. Si lo usamos correctamente, podemos sacarle mucho partido. Lo primordial es que tengamos en mente que su uso abusivo puede ser perjudicial y tóxico para nuestro organismo, y que se debe usar el extracto especialmente tratado de aceite de la semilla de ricino; ingerir o aplicar la semilla cruda directamente puede ser venenoso.

El aceite de ricino se extrae, como hemos dicho, de la semilla del ricino, presente en la planta de ricino, que es originaria de la India. En su composición hay un 90% de ácidos ricinoleicos (ácidos grasos Omega 9), que son los que hacen curativo este aceite.

El uso más conocido que se tiene del aceite de ricino es como laxante en los casos en que sufrimos de estreñimiento. Sin embargo, hay muchos otros usos que podemos darle: para calmar dolores, para tratar heridas de la piel (por sus propiedades anti-bacterianas, anti-virales y fungicidas) o para reforzar y estimular el sistema inmunológico.

Además de los distintos usos curativos para nuestro organismo, el aceite de ricino se usa en la industria textil, en la industria cosmética y en fabricar todo tipo de fibras, gomas, tintes, etc

No está recomendado para aquellas personas que sufren de enfermedades intestinales, con úlceras, cólicos, hemorroides o que hayan sido recientemente intervenidos quirúrgicamente, pues sus efectos secundarios suelen ser directamente sobre los intestinos y la piel.

Propiedades curativas del aceite de ricino

– Colitis: aplicar en la tripa un trozo de tela mojado con aceite de ricino. Se puede poner encima calor seco con una bolsa de agua caliente o con sacos de semillas. Dejar actuar de 1 a 2 horas y repetir 2 veces al día.

– Aliviar el dolor producido por la artritis. Calienta 3 cucharadas de aceite y aplica en la zona afectada (siempre que no esté inflamada) con un paño o disco de algodón. Recubre con tela seca y aplica calor seco durante 30-60 minutos como máximo.

– Eliminar piel muerta y callos de los pies: Podemos poner un algodón empapado directamente en la zona y fijar con calcetines para que no se mueva; dejamos actuar toda la noche, y a la mañana siguiente limamos un poco la zona para retirar los restos de piel muerta, que se habrán reblandecido notablemente.

– Quitar lunares: mezcla 1 cucharada de bicarbonato de sodio con 2 cucharadas de aceite de ricino y aplica sobre el lunar, protegiéndolo con una gasa o apósito, y dejando que actúe toda la noche. Por la mañana, lavar con agua tibia. Repetir varias veces hasta que desaparezca el lunar.

– Pestañas más largas: usa un cepillo de pestañas limpio para aplicar el aceite de ricino cada noche (no enjuagar).

– Sérum anti-ojeras: aplica una gota en la parte inferior de los ojos y masajea suavemente. Deja actuar toda la noche.

– Mil usos para la piel: además de ser un excelente hidratante, es un tratamiento maravilloso para eccemas, pieles muy secas, descamaciones, quemaduras superficiales, heridas, herpes… Se usa para combatir el envejecimiento de la piel, para la caspa del cuero cabelludo, para aliviar picaduras de insectos… Incluso se hace champú a base de aceite de ricino, que hace que el pelo luzca sano y brillante.

– Refuerzo para las uñas: tanto si lo aplicamos directamente sobre las uñas cada noche, como si mezclamos unas gotas de aceite con nuestro endurecedor o esmalte habitual, conseguiremos buenos resultados gracias a su contenido en vitamina E.

– Aromaterapia: el aceite de ricino se puede aplicar en masajes descontracturantes y anti-inflamatorios, pues alivia los dolores musculares y de las articulaciones.