Asumámoslo, los cuerpos cambian con la edad, en las mujeres los cambios son mayores porque cómo comprobarás en este post nuestro diseño biológico está en función de nuestra capacidad para albergar vida dentro de nosotros, de ahí que nuestros cambios sean mayores en función de nuestro ciclo reproductivo, descubre en este post cómo cambia nuestro cuerpo cada década y estarás más preparada para ello.

El paso del tiempo nos afecta a todos.  Las arrugas y la debilidad de los huesos pueden ser los mayores signos de envejecimiento. Pero también hay otros de los que seguramente ni te habías dado cuenta.

Nuestro cuerpo irá modificando paulatinamente algunas cuestiones. En muchos casos se prepara para lo que se aproxima y por ello es preciso aceptarlo. Sin embargo, eso no quiere decir dejar de cuidarnos o querer mejorar.

Presta mucha atención a los cambios que suceden en el cuerpo femenino década tras década.

De los 20 a los 30 años

En esta etapa las dos palabras clave son curvas o curvis. Esto quiere decir que la naturaleza prepara a la mujer para que sea madre y, por ello, es más probable que su apetito sea enorme, así como también que los períodos del ciclo se regularicen en relación a lo que ocurría en la adolescencia.

En este momento se empieza a tomar en serio los beneficios de hacer deporte y, si bien eso es bueno para la salud, también puede provocar hongos, pie de atleta y dolores musculares.

A su vez es probable que a esta edad aún se siga yendo a bailar, o quizá se prefiera tumbarse al sol todo el verano. Eso tendrá consecuencias en la producción de colágeno y elastina y puede provocar manchas y arrugas a partir de los 30 años.

Por otra parte, las curvas se empiezan a perfilar debido a una estabilización hormonal. Empiezan a acumular grasa en los muslos, las caderas y el torso.

Este proceso sirve también como preparación para tener hijos.

De los 30 a los 40 años

Esta etapa es realmente de muchos cambios y las palabras clave son arrugas y cuidados intensivos. El 35% de las mujeres que ya pasaron su tercera década sufre de acné.

¿A qué se debe? A la contaminación ambiental, el estrés y la falta de una rutina de limpieza a fondo. Es importante mantener los poros libres para que el exceso de sebo pueda salir sin problemas.

Se recomienda lavar el rostro de mañana y de noche con productos adecuados.

El torso empiezan a caer, se haya sido madre o no, aunque el embarazo y la lactancia tienen mucho que ver. Otras de las razones por las cuales el torso no es tan turgente como a los 20 es la pérdida o ganancia de peso y el uso de sujetadores no adecuados para hacer ejercicio.

Los problemas dentales comienzan a aparecer en esta década. Sobre todo después de ser madres. La tercera parte de la población femenina mayor de 30 años tiene gingivitis e infecciones bucales.

Esto se debe a los cambios hormonales, que incrementan la permeabilidad de los vasos sanguíneos y provocan hinchazón.

Ya no es tan sencillo adelgazar como antes. Si en la década de los 20 se llevaba a cabo la dieta de la manzana, de la fresa o de la toronja y surtía efecto, eso ahora ya no ocurre de la misma manera.

La grasa empieza a acumularse (y es imposible que se reduzca) en el abdomen, los muslos y los brazos. Si para los 38 años no has podido llegar a tu peso ideal, lamentablemente perderás la batalla contra los kilos.

Por último hay que hablar de la gravedad. Si, esa palabra que suena a pesadilla. Hace que los tejidos “se tiren hacia abajo” sobre todo en la barbilla, alrededor de los ojos y de la boca.

De los 40 a los 50 años

La menopausia es la palabra principal de esta década. Ya la idea de ser madres a estas alturas es prácticamente imposible. Si bien es verdad que muchas mujeres tienen hijos después de los 40, no es recomendable, porque puede ser peligroso tanto para ella como para el niño.

Los óvulos no tienen la misma calidad de cuando se es joven.

Entre los signos de este cambio importante en la vida femenina podemos destacar los típicos “sofocos” en pleno invierno, la sudoración excesiva y el mal humor. Los síntomas pueden empeorar en algún momento del año sin ninguna explicación.

Por otra parte, a partir de los 48 años la cuarta parte de las mujeres empieza a sufrir caída de cabello o alopecia. Aunque no es tan evidente como en los hombres, el grosor de las hebras se reduce casi a la mitad (de 0,06 mm a 0,03 mm).

Es más difícil que crezca el pelo y mantener una cabellera al mejor estilo Rapunzel.

De los 50 a los 60 años

La fragilidad ósea y los kilos de más son típicos en esta década. Esto es debido a la baja de estrógenos ahora que la menopausia ya es un hecho. La osteoporosis es muy frecuente y afecta la dureza de los huesos.

Cerca del 50% de las mujeres mayores de 50 años sufren roturas de huesos (sobre todo la cadera y los hombros). Si bien se cree que consumir yogur y leche ayuda a evitar los problemas óseos, hay otras recetas caseras interesantes: pescado, almendras y verduras de hoja verde (sobre todo, acelga y espinacas).

Los kilos de más son un tema de conversación a esta edad, pero no lo único que les sucede. También padecen insomnio, apatía y decaimiento anímico. Se produce a su vez una pérdida de la masa muscular y, por ende, de la fuerza.

El tejido adiposo blando se vuelve la principal fuente de hormonas, ya que los ovarios no producen más estrógenos.

En cuánto a la piel, esta se reseca, se afina y pierde firmeza por la menor producción de colágeno y el funcionamiento de las glándulas sebáceas. Por último, en esa época aumentan las caries y es posible que caigan algunas piezas dentales por el desgaste de huesos y encías.

¿Y a partir de los 60 años?

El cuerpo se estabiliza, los folículos pilosos disminuyen en tamaño (no más depilación) y los cambios son más externos que internos.