La persona que sufre bulimia siente permanentemente un apetito incontrolable que la lleva a alimentarse de manera precipitada y excesiva.

Este problema es de tipo afectivo, igual que la anorexia, con la salvedad de que quien la padece quiere comerse a su madre.

La anorexia se relaciona con el miedo al rechazo, mientras que la bulimia tiene que ver con el miedo a ser abandonado. De hecho, se presenta en la persona que quiso separarse de su madre, y al no poder hacerlo en un momento dado, cae en el otro extremo (es decir, necesita su presencia).

También es frecuente que esta persona haya sentido que su madre quería acapararlo todo hasta el extremo de impedirle querer a su padre.

La bulimia es una pérdida del control, por lo tanto, es lógico suponer que la persona afectada se reprimió demasiado de querer y aceptar a su madre, y sobre todo de aceptar a la mujer que hay en su madre.

Esto crea, tanto en el hombre como en la mujer que la sufren, una gran dificultad para aceptar su principio femenino.

Se suele presentar en personas rígidas que no están en contacto con sus necesidades y no se permiten realizar sus deseos.

Si tienes bulimia, es muy posible que de niño creyeras que tu madre lo acaparaba todo o que ocupabas demasiado lugar en su vida. Una parte de ti no la quiere y otra parte tiene miedo de ser abandonada, por lo cual la necesitas.

Cuando presentas una crisis de bulimia, esta última parte de ti quiere corregirse por todo el tiempo que quisiste ignorar a tu madre.

También es muy probable que te avergüences de algo ante ella.

Es importante que verifiques si tu reacción está bien fundada y que te manifiestes todo lo posible.

Comprobarás que ella tuvo el mismo problema que tú con su progenitor del mismo género, y que te quiere más de lo que podrías haber imaginado.

Lo que originó el problema no es lo que sucedió con tu madre, sino tu percepción de lo acontecido.

La bulimia es una enfermedad compulsiva, necesidad incontrolable de absorber alimento en gran cantidad, desequilibrio nervioso porque estoy en total reacción frente a la vida.

La bulimia presenta las mismas causas interiores que la obesidad y la anorexia.

Como en exceso para satisfacerme completamente o para recobrar una forma de amor y afecto (el alimento simboliza la vida, el amor y las emociones). Intento colmar emocionalmente un profundo vacío interior en mí, un odio en mí tan grande (asco, desprecio) que quiero llenar este vacío a toda costa, prefiriendo dejarme dominar por el alimento (la vida) en vez de abrirme a la vida.

Niego una parte mía, una situación y vivo pena o ira porque me siento aislado, separado o rechazado. Rechazo totalmente mi cuerpo; rehúso vivir en esta tierra. Tengo miedo de perder lo que tengo y siento inseguridad porque estoy quizás diferente de los demás.

Ya no me siento más capaz de “morder en la vida”. No tengo todo lo que quiero o no domino suficientemente mis deseos y mis emociones. Busco constantemente la necesidad viva de sentirme más fuerte que el alimento, que mis sentimientos y mis emociones.

Prefiero pues hacerme vomitar en vez de estar en buena salud porque me desprecio profundamente. Generalmente vivo una profunda depresión, una desesperación, una angustia que intento calmar, una frustración que intento compensar, tengo una imagen de mí que quiero revalorizar.

La bulimia está muy vinculada a la madre (fuente de vida), al lado maternal y a la creación.

¿Estoy en reacción frente a mi madre?

¿Tengo el sentimiento de haber sido controlado y oprimido cuando era joven, de modo que comiendo así, quiero huir de mi madre, neutralizarla (en el sentido metafísico) o dejar este planeta?

¿Tengo alegría comportándome de este modo?

¿Podría ser que de niño, haya vivido la etapa de destete como un abandono?

¿Como si “se me arrancase” a mi madre?

Si éste es el caso, tengo la sensación que voy a “morirme de hambre”, de aquí la necesidad de comer grandes cantidades de alimento, para colmar el vacío y hacer disminuir mi estrés.

Como persona bulímica, debo mantenerme abierta al amor.

La necesidad de aceptar que tengo algo que comprender de este estado depresivo me lleva al amor y aprendo a amarme y a aceptarme más como canal de la energía divina.

Estoy en esta tierra para cumplir una misión para mí, con mi madre y con la gente que quiero.

¿Por qué no apreciar la belleza del universo?

Acepto mi cuerpo tal como es, el ego y sus límites, el alimento como don de vida.

Acepto el amor para mí – mismo y para los demás y descubro las alegrías de estar en este mundo.

Es todo.