En la actualidad nos vemos bombardeados por mensajes que incentivan a tener un aspecto fisico joven y casi perfecto. Pero, ¿qué es lo positivo que podemos sacar de este fenómeno? Conoce hasta que punto es bueno cultivar tu imagen personal sin salir dañado…

La perfección del aspecto físico y el culto a la imagen son dos características muy marcadas de nuestra sociedad. Es más, se podría decir que son aspectos que están sobrevalorados.

Si bien se conoce que estar a gusto con la imagen que nos devuelve el espejo es favorable para la autoestima, también debemos reconocer que vivir pendiente de la misma puede ser nocivo para la salud desde todos los aspectos.

En este caso vamos a hacer referencia al exceso de ejercicio físico como método para mejorar la imagen personal.

En el año 2000 el Dr. Harrison Pope del Hospital Mac Lean de la Facultad de Harvard, diagnosticó por primera vez una patología que afecta a los adictos al gimnasio, personas que realizan actividad física en exceso hasta transformarse en verdaderos dependientes de la gimnasia y del entrenamiento.

A esta patología se la llamó vigorexia. Es un problema que afecta principalmente a los varones de 18 a 35 años. Los expertos en el tema afirman que es un trastorno de origen psicológico que puede ocasionar graves consecuencias físicas.

¿Quieres conocer cuáles son esas consecuencias?

Toma nota:

Problemas y deformaciones óseas: si los músculos demasiado ejercen presión sobre los huesos y pueden provocar lesiones.

Alteraciones en el metabolismo: provocadas por el consumo de anabólicos y esteroides.

Desarrollo de diabetes: la dieta de quienes realizan mucha actividad física incluye dosis elevadas de hidratos y de glúcidos.

Trastornos en los riñones y problemas coronarios.

Disminución de la libido y en los varones también puede afectar la producción de espermatozoides.

Cómo puedes darte cuenta si sufres de vigorexia

Quizás pienses que esta patología está relacionada con fisico culturistas que están obsesionados por sus músculos, pero esta enfermedad no es para nada exclusividad de un grupo.

Personas de cualquier edad están expuestas a sufrirla. Reconocer la vigorexia no es simple: hay quienes se justifican y creen que el exceso de actividad es beneficioso, que de esa manera se verán más saludables y con mejores formas.

Nada más errado: tanto la falta como el exceso de actividad física pueden resultar perjudiciales para el organismo y es necesario buscar el equilibrio para no caer en el sedentarismo ni en el sobre entrenamiento.

Síntomas de la vigorexia

Realizas entrenamiento físico en exceso: horas de gimnasio, rutinas fijas y cada vez más duras. Te autocastigas con más ejercicio cuando no cumples con la disciplina estipulada.
Has desarrollado hábitos recurrentes que dejan ver una constante preocupación por tu apariencia física: mirarse todo el tiempo al espejo, pesarse constantemente, etc.
Llevas a cabo una dieta en base a hidratos de carbono, pastas, féculas, vitaminas y glucosa.
No consumes ningún alimento que contenga grasa.
Consumes anabólicos y/o esteroides.
Tienes escasas relaciones personales, pocas salidas y poco contacto con amigos y familiares.

Cómo puedes prevenir la vigorexia

Pasar horas y horas en un gimnasio solo crea una dependencia difícil de sobrellevar. A la larga puede terminar creándote una sensación de que nunca es suficiente el ejercicio realizado.

Para no caer en ningún extremo es necesario que tengas en cuenta:

Realizar la actividad física bajo la supervisión de un entrenador.

Adaptar el programa de ejercicios según tu edad y tu condición física.

Comprender que el deporte no solo sirve para bajar de peso y verte tonificd@, sino que es vital para tener un cuerpo y una mente sanos.

Desechar la idea de que un físico muy trabajado es saludable.

Aceptar las propias limitaciones y no exigirse más de la cuenta.

Mantener una dieta balanceada.

Cómo puedes saber si realizas demasiado ejercicio

Si tu organismo realiza más actividad de la que puede, claramente debe de estar enviándote mensajes, por ejemplo:

Aumento del ritmo cardíaco.

Dolores musculares continuos.

Alteraciones en el sueño.

Cansancio excesivo o hiperactividad.

En las mujeres, alteraciones del ciclo menstrual.

En los hombres, bajos niveles de testosterona y pérdida del deseo sexual.

Pérdida del apetito.

Tratamientos para la Vigorexia
Si bien se ha comprobado la existencia de trastornos en los niveles de diversas hormonas y mediadores presentes en la transmisión nerviosa en el sistema nervioso central, los principales factores desencadenantes involucrados son de tipo cultural, social y educativo, a los que estas personas están expuestas continuamente. Por ello, el tratamiento debe enfocarse a modificar la conducta y la perspectiva que tienen sobre su cuerpo.

El entorno afectivo cumple una función muy importante en su recuperación, al brindarle apoyo cuando intentan disminuir su programa de ejercicios a rutinas más razonables. Es necesario disminuir el entusiasmo y la ansiedad por la práctica deportiva intensa logrando que se interesen por otras actividades menos nocivas para su cuerpo.

El hecho de desear la imagen corporal ideal no implica necesariamente que la persona padezca algún trastorno psicológico, pero siempre debe estarse muy atento ya que las probabilidades de que sí aparezca son mayores en éstas personas.

Otros Datos
Numerosos problemas orgánicos y lesiones pueden aparecer cuando la práctica deportiva es excesiva:

Las desproporciones entre las partes corporales son muy frecuentes, por ejemplo, un cuerpo muy voluminoso con respecto a la cabeza.

La sobrecarga de peso en el gimnasio repercute negativamente en los huesos, tendones, músculos y las articulaciones, sobre todo de los miembros inferiores, con desgarros y esguinces.

La alimentación es otro problema muy frecuente e importante, ya que consumen muchas proteínas e hidratos de carbono y poca cantidad de grasa en un intento de favorecer el aumento de la masa muscular, ocasionándoles muchos trastornos metabólicos.

El uso de anabólicos es también otra consecuencia que se asocia a la vigorexia, en un intento de mejorar el rendimiento físico e incrementar el volumen de sus músculos. Con el uso de estas sustancias no se obtiene ningún beneficio, sino todo lo contrario, ya que producen muchos trastornos en el organismo como masculinización e irregularidades del ciclo menstrual en las mujeres, acné, problemas cardíacos, atrofia testicular, disminución de la formación de espermatozoides y retención de líquidos, entre otros.

Es importante tener en cuenta que estas drogas no aumentan la fuerza muscular, la agilidad ni la resistencia.

Las endorfinas constituyen un grupo de hormonas que produce el propio organismo, con propiedades similares a la morfina, como un mecanismo de defensa ante diversos estímulos. Principalmente actúan como analgésicos endógenos. Cuando la persona practica deportes rutinariamente hasta extenuarse, el organismo comienza a producir estas sustancias para aliviar los síntomas, y esto le permite poder continuar el trabajo por más tiempo cada día.

A medida que pasa el tiempo se requerirá una cantidad cada vez mayor para poder soportar el dolor, lo que acarreará serias consecuencias. Todo esto lleva al desarrollo de una verdadera adicción a las endorfinas. Debe prestarse mucha atención al dolor, por que es una señal de alarma de las posibles consecuencias del sobre-entrenamiento.