COLESTEROL: MENTIRAS Y DINERO. LA ESTATINA
Un estudio publicado en la American Journal of Cardiovascular Drugs, que revisa la literatura publicada hasta la fecha sobre los efectos adversos de las estatinas (fármacos utilizados para bajar el colesterol), cita cerca de 900 estudios y ofrece el panorama más completo hasta la fecha sobre los efectos adversos de las estatinas.

«Los problemas musculares son los efectos adversos más conocidos de las estatinas», ha declarado Beatrice Golomb, coautora del estudio y profesora asociada de Medicina de la Universidad de California, siendo la rabdomiolisis el más temido, «pero también se ha informado ampliamente de problemas cognitivos, neuropatías periféricas, dolor o adormecimiento en las extremidades, como dedos de pies y manos». Pero las estatinas también pueden provocar un amplio espectro de otros problemas, según dicho artículo de revisión, que van desde la elevación de glucosa en sangre a problemas en los tendones; disfunciones hepática, pancreática y sexual; enfermedad de la tiroides y mutaciones genéticas vinculadas a la enfermedad mitocondrial.

«Existe poca conciencia médica de estos efectos secundarios», ha afirmado Golomb, quien considera necesario que los profesionales médicos estén atentos y vigilantes de tales efectos adversos en sus pacientes.

Pero lo más importante es que el documento recoge la fuerte evidencia de los daños inducidos por las estatinas a las mitocondrias, encargadas de la producción de energía en las células, y que es la base de muchos de los efectos adversos producidos en los pacientes que toman estos medicamentos.

Las mitocondrias producen la mayoría de los radicales libres de oxígeno en el cuerpo, compuestos nocivos contra los que actúan los «antioxidantes» intentando proteger a la célula. Cuando se altera la función mitocondrial, el cuerpo produce menos energía y más radicales libres. La coenzima Q10 tiene entonces una función esencial, al intervenir en el proceso de toma de energía en la mitocondria y el enfriamiento de los radicales libres. Sin embargo, las estatinas provocan niveles más bajos de esta coenzima porque estos fármacos trabajan bloqueando la cadena de reacciones en la que se produce el colesterol, que es la misma cadena en la que se produce la coenzima Q10. Es decir, las estatinas no sólo bajan el nivel de colesterol, también bajan el nivel de esta coenzima.

«La pérdida de Q10 conduce a la pérdida de energía en las células y al aumento de los radicales libres que, a su vez, puede dañar aún más el ADN mitocondrial», ha declarado la profesora Golomb, quien explica que la pérdida de Q10 puede conducir a una mayor probabilidad de síntomas provocados por las estatinas en pacientes con previo daño mitocondrial, que necesitan especialmente de esta coenzima. Dado que con la edad tiende a decaer la producción de coenzima Q10 y dado que las estatinas pueden causar más problemas mitocondrial a lo largo del tiempo, se deduce que mientras más tiempo tome estatinas un paciente, más efectos adversos puede desarrollar.

«El riesgo de efectos adversos va aumentando a medida que aumenta la edad, y esto ayuda a explicar por qué», dijo Golomb. «Esto también ayuda a explicar por qué no se ha encontrado que los beneficios de las estatinas superen a los riesgos en personas mayores de 70 o 75 años de edad, incluso para aquellos con enfermedades del corazón». «La presión arterial alta y la diabetes están relacionadas con tasas más elevadas de problemas mitocondriales, por lo que estas condiciones están también claramente vinculadas con un mayor riesgo de complicaciones de las estatinas», según Golomb y Marcella A. Evans.