Llamamos “ tendencias recurrentes ” a todas aquellas tendencias personales que van en detrimento de nuestra identidad y suceden recurrentemente. Al decir identidad, nos referimos a nuestra auténtica naturaleza, aquella con la que nos sentimos identificados y no supone ningún conflicto con nuestras emociones, ideales, opiniones… En este caso, se trataría de ir afines a nuestra auténtica realidad profunda, de forma que nos realicemos a cada paso desde nuestra más genuina identidad, reafirmándonos en nuestra naturaleza más pura, en la Verdad de quienes Somos.
Sin embargo, es común que a lo largo de nuestras vidas nos sucedan cosas que, aunque tal vez nos pasen desapercibidas en su momento, representen el estímulo de situaciones o comportamientos que, a partir de este momento, iremos arrastrando toda nuestra vida, preguntándonos: ¿por qué yo, cada vez que… siempre me sucede como consecuencia…? (y eso me hace sufrir).
¿Eres de esas personas que siempre que confían en una persona, ésta les traiciona? ¿Te sucede que cada vez que tienes una nueva pareja, te trata de modo que te hace sufrir, por ejemplo, te engaña o te menosprecia? ¿Te aterra hablar en público?…
Este sistema de curación trata de liberar “eso” negativo que parece que nos pasa siempre ante una situación o actuación concreta, a lo que parecemos estar abocados y nos hace daño.
La persona a la que le sucede “eso” no eres Tú. “Eso” que parece que forma parte de ti, o de tu suerte, es algo que surgió en un momento dado para que pudieras sobrevivir en un determinado entorno o situación.
Tu naturaleza genuina no lleva incorporada esta tendencia, pero en algún momento algo sucedió que provocó que fuera necesaria una actitud específica para poder formar parte de algo a lo que creíste pertenecer. Las personas involucradas con este entorno te dañaron, de forma que tú, para permanecer formando parte de “aquello” adoptaste una actitud concreta a través de la cual ya lograbas sentir que tenías cabida.
Estas tendencias suelen haber sido creadas de niños, es por eso que lo más frecuente es encontrar el punto de partida en las figuras de los padres, aunque también cabe la posibilidad de encontrarla en personas aparecidas posteriormente. Cuando más pequeña en edad es la persona que adopta una tendencia recurrente, más enquistada está y, por lo tanto, más trabajo cuesta sacarla.
En estos casos es posible tener que hacer varios ejercicios de liberación de la tendencia, puesto que al ir investigando en nuestra memoria emocional, solemos encontrarnos no sólo el punto de origen, si no también situaciones que, a lo largo de nuestra vida, han ido afianzando esta tendencia en diferentes situaciones. En todo caso, es bueno saber que, tras cada ejercicio, la tendencia se va debilitando, hasta finalmente lograr liberarse completamente. Es decir, cada vez que trabajes en ello, lograrás resultados irreversibles.
Algunos ejemplos de “Tendencias Recurrentes”:
Un padre humillaba siempre a su hija, entonces ella, dado que sentía que el lugar emocional al que pertenecía era “ser su hija”, aprendió a mostrarse inferior de lo que realmente era. Se humillaba ella sola para ser aceptada. Finalmente, atraía parejas que le permitieran seguir con su papel de víctima, es decir, personas violentas que la menospreciaban.
Un niño se sentía inferior a su hermano, porque él era más inteligente, entonces el primero adoptó la actitud de mentir para hacerse interesante, con lo que nadie le creía nunca. Finalmente, adoptó una pose de mentiroso, y atraía personas más inteligentes que descubrían sus mentiras, afincando así en su identidad la tendencia de mentiroso, y las experiencias siempre le mostraban que era inferior a los otros.
Le decían de adolescente, en casa, que nunca encontraría pareja, porque era muy gordo, entonces cada vez que conocía a alguien que le gustaba, tendía a comer indiscriminadamente debido a la ansiedad de volver a dar esa imagen, con lo que engordaba, y lograba reproducir en cada intento la realidad que había ingresado en su identidad.
Su madre le apabullaba hablando cuando ella quería decir algo, y cuando la niña conseguía expresarse, la interrumpía siempre y se mofaba de lo que había dicho, aún con otras personas delante. Finalmente, esta niña desarrollo tartamudeo y pánico escénico.
Un niño con mucha creatividad creció junto a una figura paterna que constantemente bloqueaba sus impulsos creativos. El impulso interno de este niño era pegarle, pero sabía que no podía. Finalmente, generó una tendencia a los tics nerviosos.
Cuando era niña y se disgustaba, su madre, lejos de servirle de consuelo, apoyo y alivio, le amenazaba si lloraba, y si no podía parar, le pegaba. Cuando sentía alegría, mostraba una ira irrefrenable y le impedía llevar a cabo aquellos proyectos que le provocaban su felicidad. Finalmente, encontró un hombre egoísta y carente de empatía, junto al cual tendría que reprimir sus vivencias emocionales internas, en lugar de darse el placer de compartirlas, porque él se las castigaba emocionalmente.
Vamos a trabajar con la liberación de “eso que no eres tú”, y sin embargo “actúa a través de ti”.
Ejercicio de Liberación de Tendencias Recurrentes:
Busca una postura cómoda. Te puedes tumbar. Respira profundamente varias veces, mientras te adentras con tu mente y tus emociones en la identidad con la que quieres trabajar. Y rememora “esa” tendencia de “ti” que surge recurrentemente y deseas eliminar.
Los pasos para este ejercicio son:
– Identificar esa situación recurrente que no nos deja avanzar
– Re-conocer (darse cuenta) que fue creada por nosotros mismos, para cubrir una necesidad. En ese momento de creación la necesitábamos para “sobrevivir” (en un entorno concreto, ante una ilusión concreta, como protección de una amenaza psicológica…).
– Desgajarla de quien “yo soy”, desinvolucrarla de nosotros y plantarla ante nuestra consciencia.
– Hurgar en el punto de partida (cuando fue imprescindible para sobrevivir), y trabajar a fondo con todos los recuerdos a nivel de sentimientos, miedos, necesidad de apoyo,… que nos hizo crear esa “identidad” de nosotros mismos, con el fin de acoplarla a un puzle en el que nosotros, tal cual éramos genuinamente, no teníamos cabida.
– Viajar desde el momento en que fue necesaria esa identidad a través de todo el recorrido en que nos fue acompañando, en nuestra vida, imponiendo su presencia, privándonos de tantas posibilidades de vivir en consonancia con quienes “sí” somos aunque estábamos obstruidos por ella.
– Reconocer a esta identidad que..
La creamos nosotros mismos
En el momento de su creación cumplió una función imprescindible para nosotros.
Ya no la necesitamos. Ahora esta energía que la compone puede volver al todo, a su origen. Ya cumplió su misión. Estamos agradecidos, pero nos tenemos que despedir de ella.
Elevarla hacia nuestro Ser Superior y sentir cómo ya no es parte de nosotros (es normal sentir una especie de sensación de desamparo, de añoranza -ahora nos hemos quedado un poco solos-).
Sentir “quién se es” liberado de esta identidad.
¡Sé quien Eres!
por Graciela Bárbulo
Extracto del libro «Mundos de Éter»
Gracias por compartir.!!!
… curar
los vinculos mas cercanos a uno, liberar esas tendencias aprendidas por subrevivencia es vital y necesario para Ser realmente con plenitud … Gracias, gracias por la claridad !…Namaste 🙂
Excelente 🙂