¿Qué es el Pie Cavo?
La deformidad en cavo del pie consiste en una elevación anómala de la bóveda de la planta. “El pie cavo es una alteración estructural que produce un arco plantar más elevado de lo normal”, apunta Javier Torralba Estellés, presidente de la Asociación Española de Cirugía Podológica. Los dedos pueden quedarse agarrotados o flexionados hacia dentro, lo que disminuye el tamaño del pie.
Incidencia
El pie cavo es bastante frecuente entre la población general, aunque en sus formas más leves. Estos casos de pie ligeramente cavo no tienen por qué recibir un tratamiento específico, siempre que no ocasionen molestias ni dificulten la marcha. La edad de presentación está entre los ocho y doce años, aunque en ocasiones un paciente puede presentar el primer dedo en el nacimiento.
Causas
En el 80 por ciento de los casos, el origen del pie cavo está relacionado con una enfermedad neurológica. Según Torralba existe una alta posibilidad de que esta alteración se produzca por una afectación neuromuscular razón, por lo cual es de gran importancia que el paciente con pies cavos acuda a un especialista para que este determine el origen exacto de su problema. También hay ocasiones en las que la causa es idiopática, pues el aumento de la bóveda plantar se presenta sin una causa que lo justifique. Por otro lado, los especialistas afirman que esta afección tiene una alta frecuencia familiar, aunque no se ha podido identificar una transmisión hereditaria real.
Síntomas
Este trastorno se empieza a manifestar en forma de dolor en la zona del arco y el talón así como en la zona del antepie y por debajo de los dedos. “Se asocia a una tensión y acortamiento de la musculatura plantar del pie y posterior de la pierna”, puntualiza el experto.
Los pies muy arqueados tienden a presentar el dolor, debido a que se ejerce más tensión sobre la sección del pie que queda entre el tobillo y los dedos de los pies. Esto se traduce en el acortamiento de la longitud del pie, la dificultad para calzar zapatos adecuados y la sensación de dolor al caminar, permanecer de pie y correr.
El pie cavo provoca tensión muscular excesiva y rigidez de las articulaciones del pie. Cuando se producen a edades tempranas, presenta muy pocas molestias y no suele alterar la marcha de forma significativa salvo los que tienen una causa neurológica. Sin embargo, con el paso de los años se van haciendo cada vez más rígidos y comienza a manifestarse la sintomatología característica de la edad adulta.
Metatarsalgia: Dolor en las almohadillas de la planta de los dedos al apoyar.
Talalgia: Dolor en el talón al apoyar.
Hiperqueratosis plantares: Durezas dolorosas en las zonas de mayor apoyo.
Dedos en garra (flexionados hacia dentro).
Aparición de tendinitis.
Dificultad para calzarse.
Lumbalgias frecuentes.
Dificultad o cansancio extremo para permanecer de pie sin moverse.
Cuando la deformación es más acusada, pueden recrudecerse algunos síntomas con la edad.
Prevención
Según el especialista, aunque no existe una prevención eficaz contra el pie cavo, los ejercicios de estiramiento podrían contribuir a evitar su aparición. Algunos de los ejercicios más adecuados para el estiramiento de la fascia plantar son los siguientes:
Apoyar la punta del pie en el extremo de un escalón y bajar lentamente los talones manteniendo la tensión durante 30 segundos.
Colocar los brazos extendidos sobre una pared, mantener una pierna extendida hacia delante y otra hacia atrás formando un ángulo de 45 grados y mantener la tensión durante 30 segundos.
Rodar una lata fría con el pie y repetir el movimiento de 30 a 50 veces.
Traccionar hacia atrás los dedos del pie estirando la planta y mantener la tensión durante 30 segundos doblando y estirando sucesivamente la rodilla.
Colocar el pie sobre una toalla e intentar arrugarla con los dedos.
Tipos
Existen dos tipos de pies cavos:
Pie cavo posterior o calcáneo-varo: Tipo de pies cavos en los que predomina la caída del talón.
Pie cavo anterior: Caso más frecuentes en el que destaca la verticalización o caída los metatarsianos y que suele asociarse a los dedos en garra.
También pueden presentarse formas mixtas.
Por otro lado, según la posición del talón el pie cavo puede clasificarse en varo, recto o valgo.
Diagnóstico
“El diagnóstico es puramente clínico y sintomatológico”, indica Torralba. En primer lugar, lo conveniente será descartar la posibilidad de origen neurológico del trastorno derivando al paciente al especialista correspondiente. Posteriormente, el médico especialista examinará el pie y el tobillo valorando la elevación del arco plantar y detectando posibles callosidades, dedos en martillo y en garra. También evaluará la resistencia muscular del pie y observará el patrón al caminar y la coordinación del paciente. En ocasiones podrá hacer uso del podoscopio u ordenar una radiografía para una evaluación más precisa. “En caso de pies cavos muy dolorosos será necesario el diagnóstico radiológico enfocado al tratamiento quirúrgico”, concreta Torralba.
Tratamientos
Los pies cavos presentan muy pocas molestias y no suelen alterar significativamente la marcha, salvo aquellos que presentan una causa neurológica. Por ello, el objetivo principal del tratamiento es el alivio de los síntomas que presente el paciente. “El tratamiento fundamental consiste en la utilización de plantillas ortopédicas a medida adaptadas por un podólogo”, apunta Torralba.
En general, se recomienda el uso de zapatos cómodos, flexibles y anchos, sobre todo en la puntera, para permitir movilidad en los dedos, y aplicación de fisioterapia. Algunos fisioterapeutas recomiendan la realización de masoterapia para preparar al pie para algunos de los siguientes ejercicios recomendados para aquellos que sufran un dolor persistente en el pie:
Caminar descalzo sobre suelo duro.
Subir una superficie con pendiente apoyando primero el talón.
Bajar una superficie con pendiente de espaldas apoyando primero el talón.
Según el experto, algunos casos de pies cavos severos exigen cirugía reconstructiva. Ramón Viladot, presidente de la Escuela del Pie de la Sociedad Española de Reumatología, recuerda que los pies cavos asintomáticos, aquellos que no presentan dolor o molestia, no deben tratarse con cirugía y, en todo caso, hay que esperar a que el pie crezca y se desarrolle completamente.
Intervención quirúrgica
La operación de los pies cavos severos precisa un abordaje quirúrgico completo que corrija todas y cada una de las causas de la deformidad.
Pronóstico
La posibilidad de corregir los pies cavos depende principalmente de la afección que cause los arcos plantares altos. En los casos leves al simple uso de calzado apropiado y los soportes para el arco pueden aliviar los síntomas. Los casos más graves suelen solucionarse tras la operación quirúrgica; sin embargo, como en toda la operación, no existe una total garantía de resolución completa.
¿Cuándo acudir al especialista?
Debemos acudir al especialista en cuanto sintamos algún tipo de dolor o pinchazo por la zona del talón o del arco plantar
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🙂
Gracias Marce, esta muy bueno.
Margarita Rojas León