Cómo redescubrir el séptimo sentido: Es de crucial importancia aprender a sentir el campo orgónico con las manos, y otras partes del cuerpo, para trabajar eficazmente con la energía orgónica. Trataremos de lograrlo con la ayuda de una serie de ejercicios muy simples. Estos se harán con el cuerpo lo más relajado posible, mien­tras respiramos libre y fluidamente (sin forzarnos) y exhalamos con un suspiro.
De esta forma descubrirás que has «adquirido» un «nuevo» sentido, un sentido que poseías cuando naciste y que redescubres ahora.
La capacidad para sentir la energía está en relación directa con la intensidad con la que sientas tus propias manos. Esa sensa­ción puede provocarse con ejercicios como hacer girar las manos alrededor de las muñecas, mover los brazos relajadamente desde los hombros, frotar una mano contra otra, o simplemente concentrarte en las palmas. Cuanto más intensa sea la sensa­ción en tus manos, mejor sentirás el efecto de otros campos energéticos en ellas.
Ponte de pie, con los pies paralelos y un poco separados, con las puntas ligeramente hacia dentro y las rodillas levemente dobla­das. Comienza el ciclo respiratorio, como ex­plicábamos antes, exhalando con un suspiro.

.a.1. Posición relajada: Ahora comienza a mover las rodillas como si caminaras, elevando los talones con pelvis adelantada rodillas dobladas, vientre retraido, cada paso imaginario. Deja que el movimiento se haga rítmico y suelto. Trata de relajar los músculos de los pies mientras se mueven. Luego deja que tus nalgas se agiten. Haz que esa vibración llegue a tu vientre, a tu pecho y también a tus hombros, brazos y manos. Continúa hasta que todo tu cuerpo se agite libre y relajadamente. Es importante seguir respirando, exhalando con un suspiro durante todo el ejercicio.

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a) Aprende a sentir la energía con las manos

De pie, como en el ejercicio anterior. Sacude los brazos, desde los hombros, tan relajadamente como puedas, durante un minuto. Gira las manos alrededor de las muñecas durante otro minuto. Luego, con los bra­zos extendidos, levantados a la altura de los hombros, deja colgar las ma­nos desde las muñecas. Toma conciencia de tu sensación en las palmas. Puedes sentir «un cosquilleo», «la sangre circulando», «un hormigueo», «picor», «pinchazos», «electricidad», «calor» o»frío»… Sea lo que sea, con­céntrate en esa sensación. Las personas que sientan calor o frío, normal­mente sentirán una mano fría y otra caliente.

Mientras sigues concentrado en esa sensación, coloca las manos una frente a otra y mueve lentamente una de ellas de abajo arriba. Si haces este ejercicio con alguien, pon tu mano izquierda entre sus palmas, y pídele que las mueva también de arriba abajo sin tocar las tuyas.
2.a.2. Tensión pélvica
Presta atención sólo a la sensación que tienen tus propias manos. Trata de sentir las diferencias de intensidad en las palmas mientras tu compañero/a mueve las suyas. Si sientes claramente la dife­rencia, continúa con el siguiente ejerci­cio. Si no, inténtalo de nuevo desde el principio. Prueba también colocando la mano derecha entre las de tu compañero.

Lo que sientes en tus manos es lo que está sucediendo en ellas. En otras palabras, la diferencia de intensidad está claramente causada por la respuesta del campo energético de tu mano al de las de la otra persona.

Girar las manos alrededor de las muñecas

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Una vez consciente de esta sensación, ya has «adquirido» un sentido perdido hace mucho tiempo: la capacidad para sentir lo que otro campo de energía produce en tu propio sistema energético. Para hacer este sentido aún más patente, haz los siguientes ejercicios: pide a tu compañero que se arrodille, cierre los ojos y se relaje. Deja que tus brazos caigan relajada­mente desde los hombros y sacúdelos. Vuelve a colocarlos estirados a la altura de los hombros, con las palmas una frente a otra, como antes, y siente el cosquilleo o la sensación que tú tengas. Luego coloca la mano sobre la cabeza de tu compañero, sin tocarla. Muévela lentamente a iz­quierda y derecha. Presta atención a los cambios de intensidad que la palma de tu mano experimenta, sin tratar de sentir el campo energético del otro, sino sólo lo que sucede en tu mano mientras la mueves.
Trata de localizar el lugar donde la sensación de tu mano es más fuerte; pro­bablemente será un punto específico sobre la cabeza de tu compañero. Mantén la mano sobre ese punto durante algún tiempo. Pídele que esté atento a cual­quier sensación que tenga en su cabeza o en cualquier otra parte del cuerpo. Comentad las sensaciones que ambos hayáis tenido durante el ejercicio. Ob­servad la diferencia de sensaciones o de intensidad de vuestra experiencia.

La intensidad con la que sientas los efectos del campo orgónico dependerán de tu relativa flexibilidad muscular y de tu grado de autoconciencia. Cuanto más blando y flexible sea tu sistema muscular, más fácil te será sentir el campo orgónico y más fuerte será tu respue­ta a éste. Los más jóvenes y los más sensibles lo sentirán con mayor facilidad que los de más edad o los que estén más bloqueados. Sin embargo, sé por experiencia que cualquiera que lo intente con la seriedad sufi­ciente puede ser capaz de sentir los efectos del campo energético.
podríamos comparar la sensibilidad de ambas manos si las agitáramos exactamente de la misma manera.

Ahora, usando tu mano más sensible, la no dominante, trata de detectar las variaciones del campo energético a lo largo del cuerpo de tu compañe­ro/a, de frente, por los lados, por la espalda. Hazlo recorriendo con tu mano, a unos centímetros de distancia, todo su cuerpo. Nota: comienza siempre por agitar la mano, antes de tomar contacto con el campo orgónico del otro, dejándola colgar en el aire hasta que sientas el «hormigueo» o lo que sea, en la palma.

Trata de sentir otros campos energéticos de animales o plantas que ten­gas en casa, o de diferentes materiales y colores. Presta siempre atención a los cambios de intensidad en tus sensaciones.

2.a.4. Sentir las diferencias
de la sensación en los dedos al mover
la mano adelante y atrás.
Trabajando con el orgón se presentan frecuentemente excepciones, y
diferencias de sensaciones y reacciones, a lo que parecen ser estímulos idénticos. Hay una gran di­ferencia energética entre diestros y zurdos. Las perso­nas diestras sienten el cam­po energético, generalmente, con mayor fuerza con la mano izquierda que con la derecha. Cuando generalizo en este trabajo, quiero decir que un fenómeno particular es así para la mayoría de las muchas personas con las que he trabajado. Además, toda sensación es relativa; sólo

2.a.5. Sentir las diferencias en la palma
de la mano mientras se mueve
2.a.6. Sentir las diferencias en la palma
de la mano mientras se mueve
b) Con la técnica de la vibración ocular

Quédate de pie o sientate en posición relajada. Haz girar tus manos alrededor de las muñecas, relajadamente, durante medio minuto. Luego

coloca las palmas una frente a otra, con los pulgares hacia arriba y los dedos casi tocándose. Ahora mueve las manos lentamente, cada una en un sentido, arriba y abajo. Fíjate en que la sensación en tus dedos es más fuerte cuando las manos pasan una cerca de otra. Luego cierra los ojos mientras continúas moviendolas de la misma manera. Presta atención a las sensaciones en ellos. Trata de sentir los cambios que se producen en tus ojos mientras las manos se aproximan y se separan. Busca una especie de vibración en ellos o en el borde de los párpados, que aumenta si los dedos están exactamente enfrente unos de otros. Este debería ser el mismo lugar en el que has sentido con más inensidad los efectos del campo energético, cuando lo hacías con los ojos abiertos. Si no sientes ninguna vibración, cierra otra vez los ojos y mira hacia abajo manteniéndolos cerrados; de esta forma, lentamente, levanta la vista hasta que los párpados empiecen a vibrar. Repite el mismo ejercicio otra vez, de la misma forma.

Después prueba sobre distintos campos, siempre con los ojos cerrados. En el cuerpo de tu compañero, en flores, luces, etc. Trata de localizar el punto que sientes con más intensidad el campo energético, usando las vibraciones oculares como detector. Las vibraciones de los ojos se activan cuando la energía fluye dentro de tu propio sistema, desde él o hacia él.

No todo el mundo es inmediatamente sensible a las vibraciones ocula­res, pero con la práctica la sensibilidad puede desarrollarse. Es una herra­mienta particularmente importante para trabajar con campos energéticos, con masajes u otras manipulaciones corporales. Usar los ojos como indica­dores del flujo energético puede ayudarnos a perfeccionar la eficacia tera­péutica del trabajo.

Las personas que después de intentarlo no sientan las vibraciones ocula­res, pueden intentar sentir las diferencias de intensidad en los labios, la frente o en cualquier otra parte de la cara, mientras hacen el ejercicio descrito anteriormente. Una herida o infección, o un grano infectado, pue­den también servir como puntos de referencia.