Llamado comúnmente regüeldo, el eructo es una emisión sonora de gas por la boca, proveniente del estómago. Si los eructos se producen en serie después de la comida e incluso en ayunas, véase aerofagia.

La persona que eructa con frecuencia traga mucho aire, lo cual le produce gases.

Se dice que el hecho de tragar el aire en lugar de respirarlo se debe a un miedo repentino.

Este miedo puede ser ocasionado por un acontecimiento súbito o por un pensamiento.

Como los eructos se producen en general después de la ingestión de líquido o de alimento, esta persona siente un cierto miedo a nutrirse, a alimentarse.

Además, tiene dificultad para recibir pensamientos bellos, gestos o cumplidos que ayudarían a nutrir su autoestima y por ello, los devuelve.

Las buenas intenciones de los demás pueden ser mal interpretadas, lo cual le ocasiona miedos repentinos.

Estos eructos se presentan para ayudarte a aceptar lo que eres, a sentirte a gusto aunque no respondas necesariamente a las expectativas de los que te rodean.

Permítete aceptar lo que los demás te ofrecen, viendo más lo que ellos aprecian en ti.

La eructación es la emisión ruidosa por la boca de gas procedente del estómago.

Aunque, en nuestras costumbres, esto se considere como muy poco educado, los orientales ven en ello la señal de aprecio y agradecimiento por una buena comida.

La eructación está vinculada con mi voluntad de ir demasiado de prisa.

De este modo, también evito enfrentarme con mis miedos.

La tensión sube por el hecho de tener que digerir nuevas ideas y siento la necesidad de liberarme de esta tensión.

Aprendo a ir más despacio y a tomarme el tiempo necesario para mis comidas.

Tomo consciencia que al ir demasiado de prisa, paso al lado de mil cosas bellas que hacen la vida agradable.

Acepto tomar el tiempo de vivir, ya no voy escaso de aliento para el ritmo acelerado de la vida y me siento mejor.