¿Estoy enfermo o me lo invento?

¿Estoy enfermo o me lo invento?

Muchas veces sentimos dolores, náuseas, dificultades gastrointestinales, pérdida de apetito, etc. Normalmente nos quejamos de estos síntomas pero no hay una causa médica clara. Cuando esto ocurre hablamos de las disfunciónes psicosomáticas o trastornos psicosomáticos. Nos quejamos, pero realmente no parece que estemos enfermos. Según las estadísticas uno de cada tres europeos sufrió alguna de estas dolencias en el año 2010.

Este tipo de mal data desde tiempos inmemorables, pues existen registros del año 460 a.C. cuando el mismísimo Hipócrates, destacable médico de la antigua Grecia, insistió en la indisociable relación entre mente y cuerpo: todo lo que ocurre en uno se refleja en lo otro.

Literalmente hablando

Para tratar de entender como el cuerpo puede enfermarse debido a cuestiones que no podemos resolver, según los expertos bastaría con prestar atención a las frases que comunmente decimos:

“Me rompió el corazón”

Cuando alguna persona o una situación nos entristece decimos “me rompió el corazón”, como forma de que sentimos una sensación dolorosa en el pecho, esa sensación repetida muchas veces producirá un dolor en el pecho real, aunque el médico al examinarnos diga que no nos encuentra nada.

“Un puñal por la espalda”

Seguramente cuando descubriste una traición, un engaño dijiste que fue como si te “clavaran un cuchillo por la espalda”. Si no se puede expresar en enojo o el dolor pueden aparecer dolores en la espalda, contracturas musculares que incluso pueden dañar la columna vertebral.

“Tengo un nudo en la garganta”

Quien no ha dicho que siente un “nudo en la garganta” cuando está angustiado y con deseos de llorar, si no nos desahogamos o la situación que causa la angustia es continua, ese nudo puede provocar dolor de garganta o la sensación de ahorcamiento.

“Un peso en los hombros”

Otra de las frases frecuentes es “llevar una pesada carga sobre los hombros”, obviamente esto no se refiere a cargar con un peso real sino en unas circunstancias muy difíciles de sobrellevar o una responsabilidad mayor a nuestra resistencia.

Cuando este tipo de situaciones se prolongan sin resolverse no se harán esperar los síntomas de una disfunción psicosomática con dolores en cuello y espalda.

“Se me hierve la sangre”

Ante una situación que nos enfurece decimos que ” nos hace hervir la sangre”, la ira y la rabia contenidas día tras día producen elevación de la presión arterial, contracturas musculares y problemas digestivos.

La hipertensión puede ser en algunos casos una disfunción psicosomática, suelen llamarla hipertensión nerviosa, en estos casos hay que tratar la hipertensión en si misma pero es fundamental corregir el problema de fondo.

“Estoy tragándome los problemas”

La gastritis, síndrome del colon irritable y varios tipos de trastornos digestivos suelen ser disfunciónes psicosomáticas como consecuencia de “tragar” problemas.

También decimos frases relacionadas como por ejemplo “me dio una patada en el estómago”, para referirnos a las acciones de alguien o llamar “pan amargo” a cuando se realiza un trabajo o tarea para sustentarnos que nos desagrada.

Estos son sólo algunos ejemplos que sirven para darse cuenta que el cuerpo expresa lo que nos sucede, algunas veces somos conscientes de estar pasando por una mala situación pero no la relacionamos con una serie de disfunciónes que se nos presentan con frecuencia.

Si estás atravesando por una situación difícil en tu vida que está afectando tu salud, lo ideal será visitar al psicólogo para ver el problema desde sus raíces.