LA DIETA DEL PERDON

Parece imposible amar a personas que nos hacen daño y nos decepcionan, pero es el único tipo de personas que existe. Por otra parte, hacer las paces con alguien no significa que esa persona las vaya a hacer con nosotros como respuesta. No podemos obligar a nadie a que haga lo que queremos. Y tenga en cuenta que la persona a la que castiga verdaderamente cuando no quiere perdonar es a usted mismo, pues el resentimiento es usted quien lo experimenta, en su mente y en su cuerpo, envenenando vida, no la de la otra persona, que con frecuencia ni sabe que cometió una ofensa. El perdón significa que usted se sacude de encima el pasado, como si fuera polvo, que aprende la lección que hay y que sigue viviendo.

Partiendo del hecho de que, cuando recibimos una ofensa, en vez de culpar a la otra persona por su conducta incorrecta, lo que tenemos que hacer es descubrir en nosotros la causa de haber provocado esa situación, este ejercicio nos será muy útil para descubrir los motivos que tuvo nuestra mente subconsciente para atraer esa situación desagradable, “obligando” a la otra persona a desempeñar un papel que nosotros necesitábamos para aprender de esa experiencia. Lo que la gente nos hace es, con frecuencia, expresión de lo que nosotros le hemos pedido inconscientemente.

En primer lugar, perdónese a usted mismo por haber creado la situación de ofensa hacia usted, y por censurar a la otra persona, que sólo cumplía con su trabajo. Recuerde que nadie obra mal, sino que todo es un simple engranaje donde los esquemas inconscientes interrelacionan entre sí, los del ofensor y los del ofendido.

Escriba después las siguientes afirmaciones 70 veces al día durante 7 días:

– Perdono completamente a… (ponga aquí el nombre de la persona)

– Me perdono completamente a mí mismo.

Como las primeras personas a las que hemos de perdonar son nuestros padres, por no haber respondido plenamente a todas nuestras expectativas y necesidades, esta “dieta” deberá incluirlos:

– Perdono completamente a mi padre

– Perdono completamente a mi madre

Para finalizar, existe en lo más profundo de nosotros la creencia de que, de alguna forma, Dios es el “culpable” de nuestras experiencias dolorosas, por haber permitido que sucedieran. Así, para que la dieta sea completa, también deberemos “perdonarle”:

– Perdono completamente a Dios.