Una de las afecciones más comunes en las personas de cualquier edad es el dolor de cabeza. Los niños no están libres de este trastorno Puede tener varias causas, pero en esta ocasión vamos a centrarnos en el estrés o ansiedad que se genera por la vuelta a las aulas. Las molestias que sufren son muy parecidas a las de los adultos. Lo que ocurre es que para el pequeño se trata de un acontecimiento novedoso que le implica una serie de cambios en la vida.

La vuelta al cole incrementa los dolores de cabeza en los niños: cómo tratarlos

Cuando se trate de un dolor de cabeza común no es preciso acudir al médico y cuando éste sea un poco más fuerte lo único que se aconseja es descansar y tomar algún analgésico. Es interesante que si los dolores no remiten se visite al pediatra aportándole la mayor cantidad posible de datos sobre la evolución de las molestias. Seguro que de esta manera también conocerá la situación psicológica del niño, pudiendo vincular estos problemas de salud con el regreso al colegio.

En el caso de que le diagnostiquen migraña, se intentará conocer los factores que la provocan. Lo más probable es que el médico te aconseje una dieta sin nueces, chocolate o queso, recetando algún tipo de sedante, analgésico o vasoconstrictores suaves. Si aprecia que el pequeño sufre migrañas crónicas lo más probable es que se derive el caso al especialista para valorar la opción de recetar un fármaco con más poder como el propranolol y la ciproheptadina.

Cuando los dolores de cabeza vengan motivados por la tensión es preciso informar al facultativo sobre los medicamentos que ha podido tomar y de esta manera ajustar la dosis adecuada y no sobrecargarle con analgésicos que podrían incluso empeorar las molestias. Lo más habitual es que se le recete ibuprofeno, que cuenta con un gran poder analgésico, o el acetaminofeno.
Tanto para los niños como para los adultos, el consumo de analgesia en grandes cantidades resulta peligroso para la salud. Una buena opción es complementar los tratamientos con una serie de remedios que reducirán el dolor y que no tendrán ningún tipo de efecto negativo sobre la salud.

Entre otras cosas se aconseja acostar a los pequeños en una habitación que no permanezca muy iluminada y que esté fresca. Se le pueden aplicar sobre la frente compresas húmedas, masajeándole el cuello. Otras opciones conocidas pasan por darse baños de agua templada, tomar unas cucharadas de miel o mover con energía los brazos y manos para que se descongestione la cabeza.
De esta forma el dolor remitirá y todo volverá a la normalidad.

El control médico es fundamental

Howard Jacobs, especialista en dolor de cabeza de esta entidad, apunta que la prevención es fundamental. Recomienda acudir al hospital si un niño sufre, de forma repentina, un fuerte dolor de cabeza o su percepción del dolor varía. Del mismo modo, la visita al médico es obligada si el dolor de cabeza interfiere en la vida del niño.

La Organización Mundial de la Salud apunta que, salvo en casos crónicos, no se necesita un tratamiento complejo para hacer frente a las cefaleas. En muchos casos, el tratamiento pasa por un buen diagnóstico, evitar la automedicación , la modificación de hábitos cotidianos —ya que en muchas ocasiones están directamente ligadas a rutinas diarias— y uso correcto y responsable de los medicamentos —como el paracetamol, el ibuprofeno o el naproxeno— ya que el abuso de medicamentos puede empeorar la situación.

Además, para evitar que los niños sufran dolor de cabeza los directores de la investigación recomiendan realizar tres comidas diarias, dormir y descansar por las noches evitando las siestas, beber mucho líquido y realizar ejercicio físico.