LAS 5 ESTACIONES DE LA MEDICINA TRADICIONAL CHINA Y LA ALIMENTACIÓN MÁS ADECUADA PARA CADA UNA.

Al igual que el clima cambia con las estaciones del año, las condiciones de nuestro cuerpo cambian según el momento del año en que nos encontremos, y los meridianos de energía se comportan de distinta forma, concentrando o reduciendo su actividad.

Los sabios chinos dividían el año en 5 estaciones, e identificaban comportamientos del cuerpo según cada una de estas estaciones. Lo siguiente es una adaptación a esa interpretación del tiempo en el año, aunque debe tenerse en cuenta que no es exacta. Algunas personas tienen procesos distintos según el clima en el que viven, las condiciones individuales de su salud y otros factores.

PRIMAVERA.

Los meridianos de Hígado y Vesícula Biliar son los que tienen mayor energía en los meses del año de primavera. El clima se caracteriza por el brote de flores y plantas, corre viento que distribuye las semillas y los colores cambian.

Para el cuerpo la primavera es un momento de inicios y de toma de decisiones. Luego del invierno, la energía vuelve a surgir y a expresarse hacia el exterior. Emocionalmente es una buena ocasión para empezar nuevos proyectos.

¿Qué alimentos son adecuados en primavera?

Como norma general un poco de ácido (medio limón con agua tibia, media hora antes de las comidas) estimula la secreción biliar y por tanto mejora la digestión y la absorción de las grasas.

VERDURAS Acelga, Ajo, Alcachofa, Apio, Berenjena, Brócoli, Calabacín, Calabaza, Cebolla, Espárrago verde, Espinaca, Guisante, Haba, Judía verde, Lechuga, Nabo, Pepino, Pimiento, Puerro, Rábano, Remolacha, Repollo, Tomate, Zanahoria.

FRUTAS Aguacate, Albaricoque, Cerezas, Ciruela, Frambuesa, Fresas, Níspero, Plátano, Sandía, Limón, Melocotón, Nectarina

En primavera necesitamos

Alimentos neutros y frescos y, en especial, los vegetales de hoja verde.
Alimentos ácidos de forma moderada.

Evitar los alimentos calientes: carnes rojas, cordero, charcutería, picantes, café, alcohol, fritos, salsas, grasas saturadas, horneados, etc.

Vegetales de hoja verde y tallos: alcachofas, rábano negro, col, espinacas, acelgas diente de león, perejil, espárragos, ajos tiernos

Cereales: trigo, centeno, arroz

Legumbres: soja verde, guisantes, habas, lentejas

Germinados: soja y alfalfa

Frutas de primavera: albaricoque, fresón, cereza.

Cocciones más ligeras que en invierno: salteados, escaldados

Evitar

Alimentos de energía caliente: picantes, café, alcohol, fritos, salsas, grasas saturadas, horneados, harinas y azúcares refinados, latas…

VERANO.

El verano, época en que el calor está al máximo y los días son más largos, es momento para los meridianos del elemento Fuego, principalmente para los de Corazón e Intestino Delgado.

Es un momento de reflexión y comunicación, de búsqueda de la satisfacción personal y de la aventura. El cuerpo está en su momento de mayor expresión y la energía debe consumirse, no acumularse.

Es evidente que necesitamos más distensión, más líquido y menos comida. En esta línea, podemos entender que la comida en verano necesita ser más ligera, con más alimentos crudos, ensaladas, alimentos más frescos y no muy cocinados ni horneados, comida más colorida y en menos cantidad

A nivel el orgánico encontramos que es un buen momento para realizar terapias que se relacionen con la circulación sanguínea, ya que el corazón se encarga de nutrir este sistema.

Los meridianos de acupuntura, por donde se realiza nuestra circulación energética, rebosan de energía en este periodo.

¿Qué alimentos y plantas favorecen la energía del Movimiento Fuego, Corazón e Intestino Delgado?

Es el momento de tomar alimentos de naturaleza fría, fresca y neutra: Sandía, melón, albaricoque, pera, melocotón, ciruela, cerezas tomate, pimiento rojo, remolacha, pepino, espárragos.

De sabor amargo: centeno, alfalfa, escarola, endivia, amaranto, quinoa, apio, lechuga, mijo, alcachofa, achicoria, aceituna, piel de limón, hojas rábano, cebolleta, nabo, semillas de girasol, sésamo, calabaza o lino, malta de cebada, cacao o café, crea energía descendente y su naturaleza es fría.

Se recomienda tomar infusiones de plantas que favorezcan la circulación Té verde, té negro, menta, diente de león, genciana, vid roja, hamamelis, castaño de indias, rusco, arándano, grosellero negro, ginkgo.

Verano-Otoño (Verano tardío)

Hay un periodo entre verano y otoño, hacia el final del verano, en que ocurren las últimas cosechas y los primeros árboles se tiñen de colores anaranjados y amarillos. Es un periodo en el que todavía hace calor y la Tierra nos da sus frutos más dulces.

En inglés se conoce como “Indian Summer”. En algunos países se conoce como veranito de San Miguel o veranito de San Juan, aunque estos términos no siempre se refieren al mismo periodo.

En el cuerpo, son más importantes el Meridiano del Estómago y el Meridiano del Bazo, responsables de la digestión y que representan el lado más maternal. En esta época las relaciones familiares se tensan o se intensifican, y la construcción de lazos y de bases sólidas es importante. Es un momento para ahorrar y para demostrar nuestro afecto a los demás.

Es el momento de empezar a calentar, centrar, calmar y estabilizar nuestro cuerpo, dejando atrás la energía más rápida, superficial y expansiva del verano.

Por tanto, es importante empezar a eliminar los alimentos más típicamente estivales como frutas y verduras crudas, zumos, bebidas frías y ensaladas, que son depurativos y producen un efecto de apertura y enfriamiento del cuerpo, pasando a platos más consistentes, nutritivos y templados, que nos centren, refuercen y estabilicen.

Así conseguiremos crear el centro y la fuerza necesarios para afrontar los meses fríos. Hay que aprovechar los primeros descensos de temperatura para empezar a tomar sabrosas sopas, guisos, estofados y en general platos más calientes y ricos en nutrientes.

Es el momento de las calabazas, boniatos, castañas… alimentos que tradicionalmente se preparaban asados, obteniendo así todo su dulzor natural. Estos alimentos representan muy bien la energía del verano tardío, pues otorgan fuerza y calor, pero sin contraer o tensar demasiado el cuerpo, ya que su dulzor produce un efecto de placer y satisfacción muy relajante.

Además, son alimentos de colores amarillo-anaranjados, las tonalidades que equilibran el estómago, bazo y páncreas, los órganos que la Medicina Tradicional China asocia al verano tardío. Estos órganos se tonifican y equilibran con el sabor dulce natural de las verduras redondas como calabazas, coles, coliflor, brécol, remolacha, cebolla o coles de Bruselas, y con el de las legumbres y cereales integrales como el mijo, arroz, avena o quinoa.

Si seguimos comiendo como en pleno verano, lo más probable es que aparezcan los resfriados típicos del otoño. El frío interno que crea la alimentación de verano en nuestro cuerpo se suma al frío ambiental, dando como resultado un exceso que debe ser regulado y eliminado en forma de resfriados, diarreas, fatiga, desánimo…

OTOÑO.

Durante otoño los meridianos del Pulmón y del Intestino Grueso intensifican su actividad. El medio ambiente se caracteriza por la austeridad y el desprendimiento: los árboles pierden sus hojas, los ríos se adelgazan, la tierra comienza a endurecerse. Es una época de desprendimientos y meditación.

Durante el otoño el cuerpo aprende a valorar lo esencial y a deshacerse de lo que no es indispensable. Es buen momento para hacer limpieza, para expulsar lo que nos estorba y evitar que consuma nuestra energía.

Si la transición del verano tardío ha sido correcta entraremos en esta fase renovados; veremos que, tras la relajación del verano, recuperamos el ritmo activo normal e incluso notaremos un impulso emprendedor, con nuevos planes y proyectos de cara al invierno. En cambio, si no hemos dado a nuestro cuerpo los alimentos y cuidados necesarios para adaptarlo a las nuevas condiciones puede que los cambios nos cojan desprevenidos y nos desequilibren, tanto a nivel físico (fatiga, falta de energía, resfriados y molestias de tipo respiratorio, alergias…), como a nivel psicológico (melancolía, tristeza, apatía o depresión).

Necesitamos remineralizar, reforzar, calentar y contraer ligeramente el cuerpo, reponiendo las reservas de nutrientes (básicamente, minerales y grasas) que hemos perdido durante el verano, preparando así nuestro organismo para que pueda conservar el calor y la energía en los días fríos. Ya habíamos empezado a reducir el consumo de frutas crudas y ensaladas y a introducir alimentos más consistentes y cocinados. Ahora esta tendencia se acentúa con predominio de platos más calientes y alimentos más concentrados.

En esta fase, junto a las calabazas y boniatos del verano tardío, aparecen ya verduras como el brécol, coliflor, col, coles de Bruselas, nabos… verduras frondosas y consistentes, que dan lugar a guisos y estofados muy satisfactorios, ideales para el otoño. Los colores blanco y verde y la energía más concentrada de estas verduras limpian y refuerzan los pulmones y el intestino grueso, órganos que en Medicina Tradicional China se asocian al otoño.

El sabor picante, que podemos encontrar en algunas raíces como los rábanos, en verduras como cebollas, cebolletas, puerros y en condimentos como el jengibre, ajo o mostaza, tonifican estos órganos, ayudando a fluidificar y expulsar las mucosidades que a veces se acumulan en ellos. El arroz integral y legumbres de color blanco como el judión y las alubias blancas son también ideales para tonificar la energía de pulmones e intestinos.

INVIERNO.

Durante el invierno, toda la actividad exterior cesa y la energía se concentra debajo de una capa de frío. Bajo la tierra o bajo los hielos bulle el agua en espera de su siguiente despertar.

Para el cuerpo es igual. Este es un momento en que reducimos la expresión de nuestra energía. La tierra no nos aporta alimentos y es necesario alimentarnos con conservas y encurtidos. Hay que nutrir el cuerpo, quizás hasta engordar un poco, para juntar la energía de reserva que será necesaria en primavera y verano.

Los meridianos involucrados son los de agua, Meridiano del Riñón, y Meridiano de la Vejiga. Ambos operan profundamente y con la energía vital de nuestro cuerpo.

En general en invierno se recomiendan los alimentos de naturaleza neutra, templada y caliente. Sabor salado natural no añadido.

Las algas para reforzar los riñones, así como de alimentos de color negro, raíces zanahorias, papas…, semillas sésamo, lino… negro, soja negra, miso..

Cereales: trigo sarraceno, cebada, avena, arroz, quínoa, mijo
Semillas oleaginosas: sésamo negro, castañas, nueces piñones, avellana, almendras, nueces.

Legumbres: soja negra, lentejas, alubias negras.

Algas: tonifican los órganos en especial los riñones el kombu aumenta la vitalidad sexual, estimula el sistema linfático.

Miso: producto derivado de la fermentación de la soja. (Es remineralizante, alcalinizante y un gran tónico renal

Vegetales sobre todo raíces: zanahoria, nabo, hinojo, chirivia, remolacha, berza rizada.

Aceites: primera presión en frió, oliva, sésamo, girasol

Frutas: manzanas, mandarinas, pomelo, limón con agua templada, uva negra, mirtillo, arandanos, ciruela pasa, lichii

Especias: canela, jengibre, ajo, mostaza, orégano, pimienta (con moderación)
Los aceites omega-3 parecen compensar con gran eficacia el efecto del frío y contra el infarto.

El aceite de coco ayuda a disolver las piedras del riñón.

El extracto de cereza negra es un potente antioxidante, ayuda a eliminar el ácido úrico del riñón, se puede tomar como sustituto del azúcar ya que además previne los ataques de gota y ayuda en las afecciones cardiacas.

Cocciones largas: sopas, guisados, horneados, olla presión, barbacoa

Evitar

Todos los alimentos de naturaleza fría y vigilar los crudos y los muy calientes que secan y consumen el Yin (agua). Alimentos pretratados, conservados o desnaturalizados.