Quizá ni siquiera seas consciente de que lo sufres, pero si más de una de tus relaciones se ha ido al garete sin una causa bien justificada quizá seas su presa, te damos la claves para reconocer este síndrome en ti o en tu pareja y salir de él, vamos, libérate del miedo al compromiso y simplemente disfruta…
Las personas con miedo al compromiso sienten un importante malestar emocional cuando se sienten muy próximas y comprometidas con sus parejas.
La percepción errónea que se deriva de este malestar es la de falta de control de sus emociones que, unida a pensamientos negativos acerca de su competencia en la relación (por ejemplo, temor a no cumplir las expectativas del otro, miedo a que su pareja dependa emocionalmente de ellos, temor a equivocarse y que compartir su vida o tener hijos con esa persona no sea la opción más adecuada, etcétera) hace que rompan de manera inexplicable para la otra persona con una relación que les hacía felices.
Generalmente, tiempo después de esta ruptura, se sienten arrepentidos de la decisión tomada por lo que perdieron. Es por ello, que las personas que sufren miedo al compromiso entran en un bucle en el que los fantasmas de sus miedos no les permiten ser felices.
Causas y consecuencias del miedo al compromiso
Las causas del miedo al compromiso son en gran medida las preocupaciones. La preocupación es una construcción mental que no es real, sino que es un pensamiento o imagen de aquello que podría llegar a ocurrir.
Con frecuencia, las preocupaciones hacen que veamos como altamente probable que algo malo ocurra, y magnifican las consecuencias negativas que se producirían si tal evento llegara a ocurrir.
La persona con miedo al compromiso sufre preocupaciones constantes acerca de todo lo que puede ir mal en la relación, y se cuestiona permanentemente si está o no realmente enamorado, y si vale la pena continuar con su pareja teniendo en cuenta todo aquello que deja atrás al hacerlo…
Tales pensamientos, que a veces se manifiestan casi de forma obsesiva, cursan con un importante malestar emocional (estres, ansiedad, angustia, frustración…).
Es por ello que, al no saber cómo manejar tal estado de disconfort, el afectado interrumpe la relación experimentando un gran alivio a corto plazo. Sin embargo, a medio/largo plazo puede llegar a arrepentirse de la decisión que ha tomado.
Debido a que la conducta de interrumpir la relación produce un alivio del malestar emocional, la estrategia se refuerza como efectiva para el manejo de las emociones, y no permite que la persona aprenda nuevas estrategias para controlar sus miedos y preocupaciones con respecto a la relación de pareja.
Por este motivo, la ruptura de la relación se convierte, a ojos del afectado, en una técnica eficaz (y probablemente la única que tiene) para manejar el estrés emocional que le causa el miedo al compromiso.
A pesar de que muchas gente piensa que el miedo al compromiso es un problema de hombres, lo cierto es que no se trata de un sentimiento que afecte exclusivamente al sexo masculino.
Las características principales que definen el perfil psicológico de una persona con miedo al compromiso, tanto si es hombre como si es mujer, son:
-Le cuesta tomar decisiones que tengan que ver con ‘dar un paso más’ en la relación (por ejemplo presentar a su familia, irse a vivir juntos, o casarse).
-Se siente incapaz de expresar a su pareja lo que le sucede por lo que, sin pretenderlo, genera un clima hostil en la cabeza que propicia discusiones perfectas para justificar la ruptura.
-Intenta convencer a su pareja de que su relación no va bien entrando en el autoengaño.
-Lejos de pensar en lo que la pareja les aporta, piensan en lo que pierden por estar con ella (por ejemplo libertad, sentimiento de pertenencia a su familia nuclear).
-Por lo general son personas inmaduras y con escasa capacidad para gestionar sus emociones. A algunos de ellos, les cuesta dejar de verse como ‘hijos de…’ para pasar a ser ‘pareja de…’. Esta dificultad personal o impuesta (a veces son los padres los que no dejan abandonar el nido a sus hijos) para formar otra familia diferente a la nuclear (la de origen) les impide disfrutar de su relación de pareja y considerarla como su nueva familia.
-Prefiere realizar actividades en compañía de amigos, y en las que no intervenga su pareja.
-Se siente responsable de los sentimientos de la otra persona, por lo que ante el temor de hacerle daño, confundirse, querer dejarlo más adelante…, prefiere romper y no verse atado a dichos sentimientos de culpa e inseguridad.
-Rompe relaciones que funcionan cuando se encuentra en una situación en la que debe dar un paso que le involucre más con su pareja.
Einstein decía ‘si no quieres obtener los mismos resultados, no hagas siempre lo mismo’. ¿Te has planteado que existe otra manera de eliminar tu miedo al compromiso sin necesidad de acabar con una relación que te hace feliz?
Estos consejos te ayudarán a conseguirlo:
-Si necesitas ir a tu propio ritmo, házselo saber: en una relación los ritmos de cada miembro de la pareja no tienen por qué coincidir. Si no aún no estás decidido a dar un paso determinado es preferible que lo comuniques, en lugar de callarte y dar rienda suelta al malestar e inconformidad.
-Comunícate con tu pareja: tu pareja no es adivina ni debe jugar a serlo. Si no estás bien, ella debe saberlo para poder hacer algún cambio si éste fuera posible y necesario. No se trata de que constantemente comuniques cosas mínimas que te hagan sentir mal, pero sí debes hacerlo con las importantes.
-Sé asertivo: cuando hables de tus sentimientos: hazlo en primera persona para de esta manera no herir los sentimientos del otro. Por ejemplo, en lugar de decir ‘esta relación no funciona’, puedes decir ‘no me siento bien en nuestra relación’, ‘creo que las cosas no van bien’…
-Asocia tus preocupaciones a tu malestar en lugar de a tu relación: es importante que asocies tus emociones a los pensamientos que las provocan, y no a las situaciones. Es diferente darse cuenta de que ‘estoy mal porque temo que…’, a pensar que estás mal a causa de tu relación.
-Para liberarte de la angustia haz tres columnas; en la primera anota aquello que tienes miedo que suceda, en la siguiente lo que realmente ha sucedido de aquello que temes, y en la tercera qué cosas buenas tienes en tu relación. Reflexiona ahora con las tres columnas frente a ti.
-Antes de romper la relación visualízate sin esa persona, o busca alternativas a tu ruptura; de lo contrario, la impulsividad puede causarte una mala pasada. Debes ver la ruptura como la última alternativa, y no como la primera o única.