LO QUE TUS PIES REVELAN DE TU SALUD

Pies que siempre están fríos

Mala circulación. Es la causa más común, así como el tabaquismo, que estrecha los vasos sanguíneos pequeños. Al llegar menos sangre a las partes más alejadas del corazón, la temperatura de los pies baja hasta 3 ºC. Si tienes más de 40 años y sufres fatiga, sequedad de piel, aumento de peso, etc., también podría deberse a problemas de tiroides.

Uñas amarillas y engrosadas

Infección por hongos. Pasa desapercibida hasta que las uñas se oscurecen, son más gruesas y se desenganchan de la piel (onicomicosis). Otros síntomas de hongos son picor entre los dedos y piel descamada (pie de atleta). Las uñas se pueden tratar con láser. Un remedio natural es el aceite esencial de árbol del té.

Calambres dolorosos

Carencia de minerales. Pueden ser provocados por el ejercicio o la deshidratación. Pero si son recurrentes, quizá tu dieta sea pobre en magnesio, potasio o en calcio. Para calmarlos, aplica una compresa fría o alcohol. Antes de ir a dormir estira los pies. Un suplemento de magnesio-potasio ayudará a relajar tus músculos.

Dolor en articulaciones

Artritis reumatoide. Esta disfunción degenerativa suele iniciarse con dolor en las articulaciones más pequeñas, como las de los dedos de pies y manos, y la padecen cuatro veces más las mujeres que los hombres. Es importante visitar al médico para un diagnóstico precoz que evite deformidades. El jengibre y el extracto de corteza de sauce pueden aliviar el dolor.

No poder mover el pie hacia arriba

Daño muscular en la espalda. Se conoce como “pie caído” porque quien lo sufre no puede mover la punta del pie hacia arriba. A pesar de que el dolor esté ahí, el origen del problema quizá haya que buscarlo en la espalda, el hombro o el cuello. Es un síntoma grave y hay que consultar con el médico.

Uñas con muescas y hundidas

Anemia Si tienes las uñas hundidas, son cóncavas y tienen muescas redondas, puede que sea señal de una deficiencia de hierro. Si además sientes fatiga, hazte un análisis de sangre. Almejas, carne, huevos o cereales integrales son ricos en hierro, pero a veces puede ser necesario un suplemento.

Inflamación y dolor

Estrés o ansiedad. Si llevas tiempo con los pies inflamados o doloridos y no encuentras una causa clara, búscala en el estrés. Los problemas emocionales alteran la postura y el movimiento, y esto repercute en los pies, el último eslabón de la movilidad.

Cuando caminar es doloroso

Fascitis plantar. Puede tratarse de una fascitis plantar (inflamación de las fibras de la planta del pie), común entre los runners. Mejora con descanso, hielo y analgésicos. Y tendrás que reforzar los músculos y los tendones con ejercicios sencillos (ponerte de puntillas, arrugar una toalla con el pie, etc.).

Falta de vello

Problemas cardiacos. Quién lo diría: esos antiestéticos pelos que crecen en los dedos son una señal de buena salud. Si dejan de crecer, puede ser un indicio de problemas cardiovasculares como la arteriosclerosis.

Llagas que no cicatrizan

Diabetes. Los niveles elevados de glucosa en sangre repercuten en los nervios de los pies y una simple herida puede convertirse en una úlcera en aquellas personas que no saben que son diabéticas. Además de sanar la herida, hay que pedir análisis que descarten esta disfunción.