La migraña común se caracteriza por la aparición violenta de dolores intensos en un lado de la cabeza, a menudo acompañados de náuseas y vómitos, que pueden durar algunas horas a varios días.

Puede presentarse precedida de trastornos visuales.

Existe también la migraña acompañada, que es mucho más grave, ya que puede afectar además el campo visual y a la elocución.

Esta enfermedad tiene una relación directa con el YO SOY de la persona afectada.

En general se manifiesta en la persona que no se concede el derecho de ser lo que quiere, incluso antes de que la migraña aparezca.

Por ejemplo: una adolescente quería SER artista, pero se dejó convencer por sus padres para estudiar otra carrera.

Padecía migrañas en la medida en que no se había concedido el derecho a seguir la dirección deseada.

Las migrañas se producen en la persona que se siente culpable por atreverse a cuestionar a aquéllos que tienen mucha influencia sobre ella.

Incluso puede no ser consciente de lo que realmente quieren.

Con frecuencia vive en el “no puedo», hasta el extremo de vivir a la sombra de alguien.

Además, las personas que sufren de migrañas suelen tener dificultades en su vida sexual porque no están en contacto con su poder creativo, simbolizado por la región de los órganos genitales.

Si padeces de migrañas, sólo te queda plantearte la pregunta siguiente:

«¿Si todas las circunstancias hubieran sido o fueran perfectas a mi alrededor, qué es lo que hubiera querido SER o qué es lo que quiero SER?».

A continuación, observa lo que te ha impedido manifestarlo hasta este momento y descubrirás la forma de pensar que te perjudica, que te impide ser tú mismo/a.

Ya no necesitas creer que dependiendo de los demás vas a ser más querido.

Por el contrario, concédete el derecho de tener esos temores y de tomarte el tiempo necesario para llegar a tu meta.

Las migrañas frecuentemente están asociadas a trastornos de la visión y la digestión.

Ya no quiero ver y no quiero digerir lo que sucede en mi vida.

Son angustias, frustración frente a una situación en la cual soy incapaz de tomar una decisión.

Puedo tener el sentimiento de algo que debe estar hecho o realizado o que me está pedido.

La migraña expone mi resistencia vinculada a mi incapacidad de cumplir lo que me es pedido. Mi cabeza “sobre calienta” y me hace daño sólo con la idea del objetivo por alcanzar que me parece inaccesible.

Mi cabeza se parece a una olla de presión, la presión siendo tan fuerte que aún no sé cuál solución o cuál actitud adoptar.

Hay conflicto entre mis pensamientos, mi intelecto que está sobre cargado, mis necesidades y deseos personales.

¿Me siento a la altura o tengo la sensación de ser incompetente, sobre todo en el plano intelectual?

Debo tomar consciencia de que estoy huyendo de lo que me molesta o que siento incomprensión y una carencia de amor por parte de alguien.

Las migrañas pueden también estar vinculadas a problemas sexuales tales como la represión desde la infancia, y que vuelven a la superficie.

Es como una lucha adentro mío, que se desenvuelve entre mis pensamientos y mi sexualidad, esto me sube a la cabeza.

Puedo tener la sensación que es como si mi cabeza fuera a explotar.

Debo comprender que, cuando tengo una migraña, tengo una toma de consciencia por hacer.

Debo cambiar cosas y debo ser capaz de cambiarlas, es decir de pasar a la acción.

Al darme un tiempo de pausa la migraña, puede ser también un modo de lograr más amor y atención.

Dejo los acontecimientos fluir libremente en mi vida y recibo a cambio alegría, paz, armonía.