En los últimos tiempos es cierto que se ha leído y escrito mucho sobre los portales numerológicos, pero nunca se había escrito en concreto sobre el origen de ellos, ya que los números no sólo tienen un valor cuantitativo sino que, como símbolos, adquieren una dimensión metafísica con un significado definido dentro de ellos, poseen características dinámicas interiores que modelan el propio destino.

Esta afirmación tiene antecedentes complejos, pues los números han formado parte de los esquemas esotéricos de muchas disciplinas filosóficas y religiosas.

Sabemos que los cabalistas han hecho de estas relaciones una ciencia, estableciendo vínculos entre números y letras. Basta decir que, en el idioma hebreo, las letras poseen una relación directa con el número.

Son letras, y como tal, emanaciones divinas, pero a su vez son números que encierran el significado real de la letra y que éstas, al agruparse en palabras, adquieren valores numéricos específicos.

El símbolo central de la Cábala –nos referimos al Árbol Sephirotal- está integrado por una década de atributos emanados de Dios, unidos entre si por 22 vías o senderos. El número 22 expresa características muy bien definidas en la obra que comentamos, al igual que el 33.

La numerología nos apartan del concepto de adivinación para hablarnos de un sendero natal, de una tendencia a la manera que se nos explica la influencia de los astros. Nos invita a explorar nuestros talentos y debilidades, porque al conocer aquellos desafíos a los que estamos expuestos esto nos permite conocer acerca de los escollos que la vida nos depara.

De allí en adelante otra puerta fascinante nos eleva hacia dimensiones espirituales que tienen que ver con la comprensión del Universo, regido por las mismas relaciones numéricas a una escala mayor, pero similar a las que rigen en nuestra vida diaria. Incluso la sorprendente cuestión del nombre propio y de cómo su alteración puede producir cambios profundos en nuestro futuro.

¿Acaso los monjes cristianos o budistas no cambian su nombre al ordenarse como símbolo de una vida nueva?

Una vez comprendido todo esto podemos hacernos una idea mucho mas clara de lo que puede ser un portal numerológico y porque cuando se aviene diferentes sucesos que actúan al mismo tiempo, pueden ocasionar la «apertura de portales» en el tiempo y en el espacio.

Desde hace unos años, hemos venido registrando una serie de cambios sobre todo a nivel vibracional, que nos están mostrando mas allá de lo que nuestro intelecto pueda expresar, los estados emocionales, de salud y de acontecimientos, incluso a nivel personal, a nivel de sociedad y a nivel planetario.

Estos estados vibratorios que influyen de forma rotunda en nuestras vidas acontecen al mismo tiempo que se da un encuentro entre números, por ejemplo, el portal 999: día 9, mes 9, año terminado en 9. Este seria un o portal planetario que influye a todas las personas o seres vivos que habitamos este planeta.

Así es, los portales se abren cada vez que hay una coincidencia numérica, pero no solo pueden darse en las fechas del tiempo. Tambien podemos encontrarnos por ejemplo, Hora 5, del día 5, casa con numero 5. Aquí tendríamos otro portal mas concreto, para las personas que viven dentro de esta casa.

Para entendernos, pueden existir los portales numerologicos para todo tipo de secuencias, como las secuencias planetarias, las personales, como por ejemplo el un nacimiento de un bebe, de un pueblo o una nación o el universo en general.

Las secuencias de las que tenemos conocimiento y que a nosotros nos llegan e influyen en nuestro presente, son estas mencionadas menos la última, -la del universo-, que solo se saben sus actividades a través de canalizadores.

Como síntesis final, debes comprender, que incluso tu puedes ser un portal, si se da todo de forma favorable.