Encontrar el secreto de la felicidad es lo que todos buscamos, y si lo encuentras lo guardas como el mayor de los tesoros… la búsqueda de la felicidad se puede convertir en un estilo de vida o un objetivo, es en sí la búsqueda humana más antigua. La Universidad de Harvard se propuso hace casi ocho décadas encontrar la respuesta y para eso realizó un estudio que ha durado 76 años.
La investigación empezó en 1938 y siguió el estado mental, físico y emocional de 700 hombres jóvenes, algunos de la prestigiosa universidad, otros de barrios pobres de Boston. El estudio continúa en la actualidad, con más de mil hombres y mujeres, descendientes de los participantes originales.
«Constantemente nos están bombardeando con términos como dedicarle todo el esfuerzo al trabajo, siempre buscar más. Nos dan la sensación de que esto es lo que debemos buscar para tener una buena vida. Pero, ¿eso es verdad?, ¿Ser rico o famoso es lo que realmente hace feliz a la gente?», se preguntó el propio Waldinger en una reciente charla.
Después de años y años de estudios, la respuesta de los psiquiatras de Harvard llegó: las buenas relaciones son las que hacen a las personas más felices y más saludables. De ese modo, esas buenas relaciones se pueden dividir en tres fases:
Buenos vínculos cercanos
Los participantes que revelaron tener una relación cercana con su familia y mejores amigos fueron los que demostraron niveles más altos de salud y felicidad. El trabajo además demostró que poseían una esperanza de vida más larga. Por otro lado, los participantes que dijeron tener una vida solitaria expusieron niveles más bajos de felicidad y presentaron un mayor riesgo de problemas de salud mental.
«Se trata de poner más atención en el otro, de conectar más con los otros, en lugar de dar por descontado que el otro siempre está allí».
La calidad de las relaciones, por sobre la cantidad
En época de redes sociales y amistades instantáneas, el estudio sostuvo que no importa cuántas amigos se tenga, sino la riqueza de estas relaciones. Por ejemplo, los que comentaron tener discusiones constantes en su matrimonio y no brindar ni recibir amor reflejaron niveles mucho más bajos de insatisfacción con sus vidas.
«Una relación de buena calidad significa una relación en la que te sientes seguro, en la que puedes ser tú mismo. Claro que ninguna relación es ideal, pero esas son cualidades que hacen que la gente florezca», dijo el profesor.
Más dinero, ¿más felicidad?
El estudio, además, hizo hincapié en la relación de los concursantes con lo material y la principal conclusión fue la que reza el lugar común: el dinero no hace la felicidad.
«No estamos diciendo que no puedas proponerte ganar más dinero o estar orgulloso de tu trabajo y que otros lo noten. Pero es importante no esperar que tu felicidad dependa de esas cosas».
«La sociedad actual glorifica a los millonarios, los toman como héroes sólo por su riqueza. Esta medida parece más fácil, porque las relaciones son difíciles, cambian, son complicadas».
Estabilidad y apoyo mútuo
Estar socialmente conectado es tan beneficioso para la salud física como para la mental. Por eso, tener empatía y saber entender y escuchar los problemas del otro puede conducir hacia una vida más cura y feliz. Según el estudio, aquellos que supieron mantener estable un matrimonio durante muchas décadas, revelaron altos índices de salud mental.
«A lo largo de estos casi 80 años de estudio, se ha demostrado que la gente con mayores signos de felicidad fueron aquellos que se esmeraron en construir buenas relaciones, estar cerca de la familia, de los amigos y de su comunidad», explicó Waldinger.
Enfrentar los conflictos
Además, con respecto a las relaciones humanas, Waldinger explicó que la manera de enriquecerlas es a través de enfrentar las dificultades:
«Es importante tender un lazo hacia otras personas. Y es particularmente importante hacerlo hacia aquellas con quienes tienen algún conflicto. Los conflictos realmente minan nuestra energía. Y quiebran nuestra salud».