Perdida de Memoria: Relación Emocional

MEMORIA

La memoria tiene la facultad de almacenar ideas, emociones y traer al consciente lo que uno quiere recordar.

Puedo, después de un impacto emocional, ocultar en mi memoria miedos, temores, pena. Es el subconsciente que niega el recuerdo al consciente.

Para mí es un modo incluso inconsciente de huir una forma de realidad que hallaría difícil de vivir. Acepto tomar plenamente la responsabilidad de mi vida, tomando consciencia de que cada situación está aquí para ayudarme a conocerme mejor y a sentirme más libre.

AMNESIA

La amnesia es una pérdida completa o parcial de la memoria. La persona que sufre de amnesia es incapaz de recordar hechos que su memoria había retenido.

La amnesia es una especie de coartada que permite rechazar uno o varios recuerdos demasiado dolorosos para la persona.

Si te encuentras en este estado, date cuenta de que recuperando el contacto con la Divinidad que mora en ti, puedes conseguir sobrepasar tus límites anteriores.

Es tu cuerpo mental el que llegó a su límite y te hizo elegir esta opción. Es posible que en el pasado no hayas podido hacer frente a algunos recuerdos, pero es muy probable que la persona que eres ahora sí lo logre.

Empieza dedicando un tiempo a programar tu mente para que puedas lograrlo, y, después, busca los medios adecuados.

Si te permites pedir ayuda, te será más fácil encontrarlos.

La amnesia es la pérdida de mi memoria, parcial o total, tanto de las informaciones ya adquiridas en el pasado como de las presentes.

La amnesia es comparable a la disfunción de Alzheimer bajo diversos aspectos. La persona amnésica padece terriblemente del momento presente en su vida actual.

Mi deseo de huir y de “marchar” es tan grande (poco importa la situación vivida) que me repliego sobre mí por dolor, cólera, incapacidad o desesperación y me encierro volviéndome insensible a casi todo. Me escapo, me aletargo o me hago insensible a una persona o a una situación.

Rehúso vivir las situaciones y las experiencias de todos los días, poco importa su intensidad.

El dolor interior es proporcional a la gravedad de la amnesia, sea ésta parcial (ocultación mental parcial de imágenes muy dolorosas de la infancia) o total (¡tentativa inconsciente de tener una nueva vida y un nuevo deseo de vivir porque ya no puedo vivir con esta primera vida!).

Vergüenza y culpabilidad pueden manifestarse, cualquier sea la razón. Intento ignorar varias cosas, entre las cuales mi familia y varias situaciones difíciles.

Estoy más o menos separado de la realidad presente.

El proceso de aceptación y de integración es muy importante porque el fenómeno de ocultación de ciertas experiencias por el mental puede jugarme pasadas en experiencias futuras. Es posible que viva algunas sin saber ni comprender por qué me suceden!

Es una toma de consciencia diaria con relación a lo que soy y a lo que me queda por arreglar en mi vida para volver a tomar contacto con mi verdadero yo superior.

ALZHEIMER

Esta disfunción se manifiesta generalmente en las personas mayores y se caracteriza por una pérdida gradual de la memoria. Las personas que padecen la disfunción de Alzheimer recuerdan con facilidad hechos acontecidos en el pasado remoto, pero les resulta dificultoso recordar los sucesos recientes.

Es lo que se llama amnesia de fijación. En ella el enfermo olvida los acontecimientos a medida que se producen, pues es incapaz de retenerlos.

Esta disfunción es una forma de huir de la realidad presente.

Con frecuencia la persona que la padece fue del tipo de las que se ocupan de todo. Poseía una memoria excelente, a la que a veces no daba buen uso.

Tenía respuesta para todo. Podía recordar detalles inexistentes o poco importantes para los demás. Se jactaba de su buena memoria; estaba orgullosa de ella.

Sin embargo, como se creía obligada hacia los demás, sentía que no le dedicaban suficiente atención, al menos no en la forma en que le hubiera gustado.

Ahora, la disfunción de Alzheimer le permite no tener ya responsabilidades y controlar a los demás, sobre todo a la persona que tiene el deber de cuidarla.

Por desgracia, es común que quien padece esta disfunción no tenga interés en sanar. Son más bien las personas que la rodean quienes se preocupan porque se alivie.

La persona enferma cree que es el único medio de que dispone para vengarse. Sufrió en silencio una situación y ahora tiene una buena excusa para conseguir sus propósitos.

Si tienes esta disfunción y estás leyendo este libro, es importante que sepas que puedes lograr que alguien se ocupe de ti sin recurrir a este medio. Acepta la idea de que puedes ser una persona importante y querida aun cuando ya no quieras hacerte cargo de todo ni acordarte de todo.

Habla de tus vivencias actuales y de las pasadas. Mira los años tan hermosos que tienes por delante si verdaderamente estás decidido a vivir.

Si lees esta descripción pensando en otra persona, te sugiero que le hagas leer este texto.

Esta disfunción conlleva una degeneración de las células del cerebro que se traduce por una pérdida progresiva de las facultades intelectuales que llevan a un estado demencial (la locura).

Esta disfunción de los tiempos modernos, caracterizada principalmente por el deseo inconsciente de acabar con su vida, de acabar de una vez por todas, de dejar este mundo o de huir de mi realidad, se debe a la incapacidad crónica de aceptar, de enfrentarme o de enfrentarlo con esta misma realidad, con las situaciones de la vida porque tengo miedo y me duele.

Así me vuelvo insensible a mi entorno y a mis emociones interiores. “Me aletargo”, “me abstraigo” y así la vida me parece más fácil.

El Alzheimer se refiere a esta forma de demencia. Esta manifestación conlleva principalmente la degradación de la memoria, la confusión mental y la incapacidad de expresarme con claridad, la violencia, ciertas formas de inconsciencia del entorno, incluso un comportamiento de inocencia próximo al del niño.

La desesperación, la irritabilidad, el mal de vivir me lleva a replegarme sobre mí y a vivir “dentro de mi burbuja”. Me dejo “morir poco a poco”. Esta disfunción me indica que tengo el mal de vivir, que huyo una situación que me da miedo, me irrita o me hiere.

Es una situación grave a primera vista, de la cual puedo quedarme inconsciente mucho tiempo. Se me ve como una persona “normal” y equilibrada pero se observa que me repliego sobre mí por desesperación, cólera o frustración, lo cual me hace insensible al mundo que me rodea. Me niego a sentir lo que sucede alrededor mío y dentro de mí; prefiero dejarme ir.

¡Puedo tener mucha dificultad en soltar mis viejas ideas ya que es muy grande su cantidad en mi memoria! Y como que mi atención está mucho más centrada sobre el pasado que sobre el instante presente, la memoria a corto plazo se vuelve totalmente deficiente y se atrofia, sin aportar nada nuevo ni creativo.

Consecuencia: la memoria se desgasta con viejas cosas en vez de generar ideas nuevas y frescas. Desde el punto de vista médico, los factores emocionales y mentales así como sus correspondencias corporales (líquidos, sangre, tejido y huesos) están implicados en la manifestación de dicha disfunción.

Cuando la sangre está suprimida de ciertas áreas del cerebro, ocurre una especie de traumatismo mental. Son reacciones muy violentas al nivel cerebral. Es como si el flujo sanguíneo se retirase de dichas áreas. Puede haber un miedo extremo de todas las facetas de la vejez o del alba de la fin de un ciclo, lo que conlleva un regreso inconsciente hacía un comportamiento infantil y la ocultación del presente, pasado y porvenir para ignorarlos. Mi cuerpo, atacado por la degeneración de las células del cerebro (el hecho de borrar de su memoria consciente o de su sensibilidad), me prepara inconscientemente para este período en que deberé “marchar” (empleado aquí preferentemente al término “morir”).

Esto se traduce por un comportamiento infantil en el cual me permito vivir y “realizar” todos mis fantasmas y todas mis fantasías.

El amor y el apoyo son necesarios en tal experiencia. ¡Vivo el momento presente y acepto soltar el pasado empezando a cuidarme de mí!