problemas de oídos: no quiero escuchar
problemas de oídos: no quiero escuchar

PROBLEMAS DE OÍDOS: NO QUIERO ESCUCHAR

CAUSAS EMOCIONALES: problemas de oídos: no quiero escuchar

La vista y el oído me permiten situarme en el entorno. Puedo ver cosas sin que haya sonido, puedo oír sonidos sin ver necesariamente de donde procede este sonido. Ambos sentidos forman una especie de “tres dimensiones” de mi entorno. Así las orejas (oídos) me permiten oír todos los sonidos que me rodean, tanto los que son armoniosos como los que no lo son. Los Problemas de oídos: no quiero escuchar.

La sordera total o parcial puede darse cuando no puedo tratar o aceptar lo que oigo.

Si soy sordo es que se ha instalado un proceso selectivo de informaciones y que quiero oír sólo lo que me conviene y me corto de todo lo que se dice y lo que no me conviene.

Este proceso selectivo es muy eficaz porque me permitirá reconocer, por ejemplo, la voz de mi hijo que busco entre una muchedumbre.

Del mismo modo, este proceso actuará a la inversa por lo que no quiero oír.

De un modo indirecto, las orejas (oídos) permiten un mantenimiento del equilibrio cuerpo – mente evolucionando en el Universo.

Este equilibrio me aguanta de pie, en alerta, permitiéndome estar centrado y seguir mi vía.

Problemas de oídos: no quiero escuchar

Por ser el órgano del sentido de la audición, el oído ayuda a los humanos a abrirse al mundo exterior por medio de la escucha. Este órgano representa nuestra capacidad de escuchar bien para comprender mejor lo que sucede en el exterior. Los problemas más frecuentes son los siguientes: OTALGIA, OTITIS, MASTOIDITIS, DOLORES, INFLAMACIONES, ECCEMA y SORDERA, así como las disfunciónes que empiezan con OTO (como OTOMICOSIS). En el oído también se encuentra el centro del equilibrio, que informa sobre la posición de la cabeza y del cuerpo, así como sus desplazamientos en los diferentes planos del espacio. Cuando esta función falla, resulta el SÍNDROME DE MENIERE.

Cualquier problema que impida oír bien es una indicación de que la persona juzga demasiado lo que oye y siente mucha ira interna. Busca taparse los oídos para no oír.

Las otitis son cada vez más frecuentes en los bebés, porque a los recién nacidos les resulta difícil oír las reprimendas de los adultos. Quieren oír razones inteligentes acerca de por qué actuar o no actuar de tal modo, en lugar de razones emotivas o mentales. También quieren oír palabras coherentes.

La sordera se manifiesta también en una persona que tiene dificultad para oír a los demás; está demasiado ocupada pensando en lo que va a decir.

En general, es una persona que con facilidad se siente acusada y vive a la defensiva. Oír una crítica, aunque sea constructiva, la aflige.

Una persona terca, que se cierra a los consejos de los demás y sólo obra a su antojo, también puede crearse el problema de oír menos o de no oír nada.

Las personas que tienen miedo de desobedecer también tienen problemas de sordera.

No se conceden el derecho de desviarse.

Por otro lado, puede ser una persona tan sensible que no quiera oír los problemas de los demás por miedo a sentirse obligada a resolverlos y no tener tiempo para sí misma.

Si hay un dolor en el oído que no afecte la audición, el mensaje del cuerpo es hacerle saber a la persona que lo sufre que se siente culpable y quiere castigarse por lo que desea o no desea oír.

Si el problema es sólo estético, por ejemplo, que le impida a una mujer usar pendientes, su cuerpo le dice que se conceda el derecho de que le gusten los adornos sin sentir culpa por ponérselos.

Si no quieres o no puedes oír lo que sucede o se dice a tu alrededor (tienes los oídos tapados), es el momento de que comiences a escuchar con los oídos del corazón.

Te ayudaría aceptar que aquellos a quienes te cuesta trabajo oír hacen lo que pueden, aun cuando no estés de acuerdo con ello.

No es lo que dicen lo que más te molesta, sino tu percepción de lo que dicen.

Si retomas la confianza en ti y aceptas la idea de que no necesariamente quieren perjudicarte, se te facilitará amarte más y abrirte a lo que los demás tienen que decir.

Si crees que los demás te quieren sólo cuando obedeces, es importante que cambies esta creencia.

Ella te hace tener miedo de ser sorprendido en falta hasta el extremo de volverte sordo para tener una excusa por no haber obedecido.

Si eres del tipo que quiere resolver la vida de todos tus seres queridos, es preferible que aprendas a escucharlos sin sentirte responsable de su bienestar, en lugar de volverte sordo. De este modo serás más comprensivo y favorecerás la apertura de tu corazón en lugar de cerrar tus oídos.

En lo que respecta a los dolores en el oído, en lugar de acusarte es preferible que cambies tus creencias. Para ello, puedes compartir con los demás tus sentimientos de culpa, lo que te ayudará a comprobar si lo que crees es realmente cierto.

Problemas de oídos: no quiero escuchar: DOLORES DE OÍDOS

Dolores de oídos se producen cuando vivo una pena, estoy irritado o me siento herido por cosas que oí.

También puedo tener la sensación de que nadie escucha lo que he de decir o estoy decepcionado por lo que me gustaría que me digan y no dicen jamás (cumplidos, agradecimientos, etc.)

Es como si quisiera encerrarme y ya no estar en contacto con lo que me rodea.

El dolor de oídos se produce después de una crítica que ha llegado a mis oídos y que me estaba destinada o estaba destinada a otra persona.

Lo que oigo me angustia y me duele, tanto físicamente como emocionalmente.

Si se trata de una infección en el oído, probablemente oí palabras que me causan irritación, un trastorno emocional, un conflicto o desarmonía.

Si tengo otitis, vivo mucha impotencia frente a lo que oí.

Si un niño vive una dolencia de los oídos, esto puede expresar un conflicto vinculado con el entorno familiar o la escuela.

Los dolores de los oídos son frecuentes en los niños que oyen todo lo que dicen las personas mayores, las peleas de sus padres, sin poder dar su punto de vista.

Aprendo a conservar mis oídos “abiertos” en cualquier momento, desarrollando al mismo tiempo mi capacidad de desapego frente a lo que oigo.

Así mi corazón puede mantenerse abierto en todo instante.

Problemas de oídos: no quiero escuchar: ACUFENO – OÍDOS

El acufeno es el fenómeno que hace que oigo sonidos como silbidos, zumbidos, chisporroteos sin que esto tenga ninguna relación con mi entorno. Esto puede ser pasajero o permanente y puede producirse con intensidades sonoras diferentes.

Cuando sucede esto debo tomar el tiempo de preguntarme si estuve a la escucha de mi voz interior.

Es como si no estuviera perfectamente sintonizado con mi “aparato de radio interno”.

Cuando sintonizo un aparato de radio que está en ondas y que no emite música ni palabra, puedo “oír el silencio”. En cambio, si desplazo el receptor sobre una frecuencia en la cual no emite ninguna estación emisora, oigo un chisporroteo o silbidos, como si utilizase un puesto de onda corta.

¿Existirían emociones que hubiese reprimido por temor a perturbar mi equilibrio interior?

Así, la vida me recuerda que he de estar a la escucha de mi voz interior, de mis necesidades y de mis deseos.

Debo asumirme para disminuir el “nivel de ruido o las interferencias” que puedan existir en mis pensamientos y mis emociones.

Porque el hecho de oír silbidos o estos zumbidos me indica quizás también que hay algo que ya no quiero oír y que estos sonidos van a “ahogar” para evitar que esto llegue a mis oídos.

Acepto abrir más mis oídos interiores ‘situados a 8 o 10 cm. detrás de mis orejas físicas) para estar en medida de captar mi voz interior.

Puedo pedir también oír más conscientemente los sonidos de la naturaleza y las melodías celestes para beneficiar de más paz y descanso en mí – mismo.

Cualquier acercamiento holístico como el yoga, relajaciones dirigidas, acupuntura, osteopatía, vitaminoterapia, energía, etc., puede ayudar a disminuir el nivel de estrés y a devolver la tranquilidad interior.

Puede que oiga también algo como el sonido de un riachuelo, un torrente, el tañido de campanas (pequeñas, medianas o gordas), gaita, viento en los árboles, zumbido de las abejas, miles de violines.

Estos sonidos corresponden a sonidos que puedo oír en diferentes planos de realidades interiores y pueden permitirme determinar en cuál plano estoy sintonizado.

Esto significa entonces que mi oído interno está abierto para oír más la realidad de estos mundos.

Problemas de oídos: no quiero escuchar: MASTOIDITIS – OÍDOS

Una mastoiditis es una inflamación de la mucosa del hueso temporal situado atrás del conducto auditivo externo. Esta afección es con frecuencia secundaria a una otitis media o aguda. Véase problemas en los oídos

La mastoiditis es la inflamación que se produce en la base del hueso temporal, llamado mastoides, justo detrás de las orejas.

La mastoiditis puede producirse cuando me niego a escuchar.

Me preocupa lo que acabo de oír en cuanto a alguien o algo que me molesta.

Vivo pena, y cuando soy niño, puedo no comprender lo que se dice, lo cual me provoca inseguridad.

Mi temor me hace desear dejar de oír lo que se dice.

“Estoy en paz. La armonía y la alegría circulan en mí. GRACIAS!”.

Problemas de oídos: no quiero escuchar: OTITIS – OÍDOS

La otitis es una inflamación en un oído o ambos oídos, y que tiene su causa en la incomodidad que puedo vivir frente a algo que oigo o que oí últimamente.

La otitis es frecuente cuando soy niño sobre todo debido a lo que se pueden decir mis padres entre sí o a lo que me dicen porque frecuentemente no soy capaz de expresar mi disgusto o mi frustración.

Adulto o niño, si bien esta pena puede proceder de lo que oigo, puede proceder también de lo que no oigo como por ejemplo: “te quiero”, “Enhorabuena por lo que acabas de hacer”, etc.

En general, cuando tengo una otitis, hay líquido que aparece detrás del tímpano. Lo que oigo debe entonces pasar a través de esta agua antes de ser oído.

Esta situación es la misma que cuando era bebé en el vientre de mi madre. Por lo tanto, busco, incluso inconscientemente, por una otitis, volver a este entorno privilegiado.

Prefiero quizás hacerme el sordo, taparme los oídos, para ya no tener que oír.

Para mis padres es un signo de que vivo un conflicto interior y es importante que me permitan expresar lo que vivo para aportar una rápida curación.

Como adulto, la otitis me permite hacerme preguntas en cuanto a mi voz interior y ver:

“¿la oigo?”,

“¿Recibo mensajes que me molestan y me hacen enfadar con relación a lo que debo hacer o frente a lo que se me pide hacer?”

Es por la escucha, tanto interior como exterior, que puedo progresar en la vida, está permitiéndome estar centrado y evitar obstáculos inútiles.

Problemas de oídos: no quiero escuchar: SÍNDROME DE MENIERE – OÍDO

Es una disfunción del oído interno caracterizada por un vértigo intenso, que incluso ocasiona caídas y obliga a la persona a permanecer en cama. Este vértigo puede ir acompañado de angustia, náuseas, vómitos y una sensación de desmayo inminente, pero nunca se llega a perder el conocimiento. La crisis vertiginosa suele ir precedida de zumbidos en los oídos.

Véase problemas en los oídos, así como VÉRTIGO, tomando en cuenta que el mensaje del síndrome de Meniére es importante y urgente, y que la persona afectada siente una gran culpabilidad sin fundamentos.

Es posible que también existan temores como los causados por la agorafobia (temor enfermizo a los espacios abiertos y a los lugares públicos).

Problemas de oídos: no quiero escuchar: SORDERA – OÍDO

“¡Más vale estar sordo que oír esto!”.

Elijo dejar de oír, decido aislarme de los demás.

Sintiéndome fácilmente rechazado, me “tapo los oídos” porque ya no quiero estar molestado.

Sin saber a veces qué contestar, me hago el sordo.

Tengo miedo de estar manipulado y no acepto la crítica, no quiero entrar en razón.

Por lo tanto creando esta barrera, me aíslo cada vez más, me obstino a no oír.

Sin embargo, lo quiera o no, el tiempo hace que los problemas no resueltos de mi vida vuelvan todos un día y que deberé enfrentarme a ellos.

Tendría interés en “prestar el oído” y escuchar mi voz interior que es la mejor consejera de mi vida.

El acto más bello de amor que pueda hacer es abrir mi corazón.

Acepto oír los mensajes y me abro a los demás.

Problemas de oídos: no quiero escuchar: VÉRTIGO, DESMAYOS -OÍDOS

El vértigo es una sensación subjetiva de desplazamiento del cuerpo y de los objetos circundantes, que puede ser rotativa, vertical u horizontal, pero siempre en la misma dirección (no confundir con el mareo). Corresponde a una afección de una parte del oído interno que es el órgano del equilibrio.

La persona que padece vértigo vive una situación en la que tiene la impresión de perder la vertical, de perder el equilibrio que antes tenía, aun cuando la vida supuestamente equilibrada que tenía no respondiera necesariamente a sus necesidades.

Siente angustia ante la idea de tomar una decisión, de moverse hacia lo nuevo.

Sus deseos permanecen insatisfechos.

También es posible que esta persona acabe de realizar algunos cambios que no parecen equilibrados a sus ojos o a los de los demás.

El juicio de otras personas le causa problemas, aunque no quiera aceptarlo.

Recibes el importante mensaje de que escuches tus verdaderas necesidades y cambies tus conceptos con respecto a lo que es una vida o una persona equilibrada. Cuanto más alimentes el miedo de no serlo, más posibilidades habrá de que tu vida se desequilibre.

Te sugiero que compruebes la definición de agorafobia (temor enfermizo a los espacios abiertos y a los lugares públicos). Podría haber alguna relación con dicho problema.

Tener vértigos o desmayos es un modo de huir, un suceso o una persona que me niego a ver u oír.

Puedo tener la sensación de que una situación evoluciona demasiado rápido para mí y tengo miedo de los cambios que traerá en mi vida.

Es como si no tuviera referencia para dirigirme y por lo tanto puedo tener la impresión que “mi padre”, o el que representa la autoridad, está ausente o que debería ayudarme más en cuanto a las direcciones por tomar. Prefiero cerrarme, huyo.

Quisiera controlarlo todo, tanto lo que sucede en mi interior como en el exterior mío pero, siendo esto imposible, me vuelvo inestable y ansioso.

En la mayoría de los casos, si padezco de vértigos y desmayos, puedo sufrir hipoglicemia.

Es importante que descubra la alegría de vivir, que me ofrezca algunos dulces y que haga confianza al porvenir.

Problemas de oídos: no quiero escuchar: ZUMBIDO DE LOS OÍDOS

Esta disfunción consiste en la percepción auditiva de un silbido, tintineo o zumbido que no proviene de ningún estímulo exterior. Estos ruidos sólo son perceptibles para la persona que dice escucharlos. No se trata de una alucinación. Este padecimiento está directamente relacionado con el centro del equilibrio.

Estas sensaciones las ocasiona un exceso de ruido mental.

Es posible que dejes que tus pensamientos te perturben demasiado, impidiéndote escuchar bien lo que pasa en el exterior.

Por otro lado, las personas que sufren este problema a menudo tienen miedo de perder el equilibrio y el control de sí mismas.Entonces quieren dar la impresión de ser equilibradas y ocultan muy bien sus temores.

Este trastorno se puede manifestar en una persona que quiere decir o enseñar algo que ella misma no pone en práctica. Se acusa a sí misma de no ser veraz.

Es importante que te des cuenta de que tiendes a confundirte en tu intelecto y tu intuición.

Eso que crees que es tu intuición es, en realidad, un truco de tu ego. Lo que escuchas es tu intelecto.

Quieres mostrarte hasta tal punto valiente y equilibrado que te dejas llevar por tu percepción mental de las cualidades ligadas a la intuición.

Esta no alcanza a traspasar la cacofonía de tus pensamientos, lo cual afecta a tu equilibrio interior.

Acepta escuchar las críticas a tu persona. Después de escucharlas quedarás libre para hacer lo que quieras.

Escucha primero lo que viene de fuera: esto te permitirá utilizar mejor tu discernimiento.

Además, tienes derecho a no poner en práctica siempre los buenos conceptos que aprendiste y que quieres transmitir a los demás. Sin embargo, si continúas deseándolo, finalmente encontrarás la manera de hacerlo.

Los zumbidos se relacionan con el rehúso de escuchar su voz interior, los signos interiores que guían mi vida.

“Hago a mi antojo”, rehúso oír ciertas palabras que encuentro desagradables. Incluso puedo estar obstinado.

Resisto porque tengo miedo de saber la verdad, de estar al corriente de una situación o incluso de tomar eventualmente una decisión.

Esto puede incluso ponerme en desarmonía y activaré un zumbido de oídos para no oír…

Tengo la sensación de que una persona piensa en mí cuando en realidad generalmente es lo contrario.

Puedo estar en tensión a causa de las ideas que me “andan” por la cabeza.

Aceptando quedarme abierto al nivel del corazón, puedo oír las palabras con más desapego.

Ya no estoy obligado a hacerme el sordo.