Hoy en día, existen términos propios de la psicología muy extendidos en la sociedad y en la vida cotidiana de todo el mundo. No es raro oír por la calle “hoy estoy depre” haciendo referencia a su tristeza. Aun así, en la mayoría de ocasiones estas frases hechas no responden al significado ofrecido por la psicología. Por este motivo, vamos hacer una diferencia entre la tristeza normal, que todos hemos experimentado en algún momento, y la tristeza patológica propia de los estado depresivos.

Para empezar es necesario saber que la sensación de tristeza proviene ante la pérdida de algo, más o menos importante. No hace falta encontrarnos solo ante pérdidas personales, sino que ante las pérdidas materiales también podemos experimentar tristeza ya que para nosotras esta situación es vivida como algo desagradable o perjudicial.

Entonces, ¿qué diferencia la tristeza normal y la tristeza patológica?

Por un lado, la tristeza normal es un sentimiento puntual y concreto ante un estímulo presente. En cambio, en la tristeza patológica es un estado más estable y duradero en el tiempo. Esto se debe a que en la tristeza patológica observamos un cambio en nuestro estado de ánimo de manera general afectando por tanto a la globalidad de la persona.

Por otro lado, la tristeza normal al ser resultado de un estímulo podemos identificar el origen y nuestra reacción será proporcional a él mismo. Al hablar de tristeza patológica, no siempre podemos identificar el origen o la causa que nos ha llevado ante esta reacción. Además, en los casos que conocemos la causa, la reacción que se deriva no es proporcional en intensidad o duración.

Por ejemplo, ante una mal resultado en un examen.

Tristeza normal: Se siente triste y frustrado justo en el momento de saber la nota y quizás unas horas más. Aun así, después de un rato, es capaz de relativizarlo y fijarse nuevas metas o centrarse en otros objetivos.

Tristeza patológica: Se siente triste y frustrado durante un periodo de tiempo superior. Llorando o enfadándose consigo mismo. Considera que es un fracasado/a y que no va a conseguir superar ese resultado nunca.

Asimismo, la tristeza normal es un sentimiento identificable y descriptible. Por tanto, la otra persona puede entender de que estamos hablando o, incluso, empatizar con ella. Paralelamente, estos sentimientos pueden ser contagiados y compartidos con los demás ya que es un sentimiento presente en nuestro rango de emociones habitual.

La tristeza patológica es un sentimiento cualitativamente distinto. Suele ir acompañada de componentes cognitivos, somáticos y conductuales específicos haciendo que la percepción de la misma sea diferente para la propia persona. Igualmente, para las otras personas no les resulta tan comprensible ya que no es un estado que ellos conozcan y, por tanto, les cuesta empatizar con dicho estado. Todo ello, genera sensaciones de incomprensión y soledad que refuerzan aun más los sentimientos de tristeza.

Las principales características de estos componentes serían:

Los componentes cognitivos incluyen pensamientos y creencias negativos sobre el entorno y uno mismo. Se observa un pesimismo generalizado, teniendo una mayor frecuencia los recuerdos y los pensamientos de carácter triste. En cierta manera, vendría a ser que el propio estado de ánimo de tristeza no permite observar ni interpretar las experiencias de manera positiva realimentando la tristeza, una y otra vez.

El principal componente conductual deriva de la falta de motivación general que produce la tristeza. En este sentido, las personas dejan de hacer muchas actividades o las realizan con una menor velocidad por lo que requiere una mayor cantidad de tiempo, lo que resulta, al mismo tiempo, desmotivador.

Para acabar, los componentes somáticos incluyen cambios en el apetito y el sueño, manifestándose tanto por un aumento como por una disminución. Además, también se observan molestias físicasfrecuentes como dolores de cabeza, náuseas así como un mayor cansancio en general.

Se ha de tener en cuenta, que estos tres componentes actúan conjuntamente realimentándose entre todos ellos. Por tanto, es importante para la propia persona como para los familiares y conocidos, intentar encontrar la globalidad en este proceso para poder comprender todo este proceso.

A modo de resumen, aunque se pueda considerar que la diferencia entre ambos tipos de tristeza se encuentre en aspectos de grado o intensidad. En realidad, son dos conceptos muy diferentes que hace que la tristeza patológica afecte de una manera más global, generalizada y duradera en la persona.

Cristina Garcia