Ingredientes:

200 gramos de avellanas, almendras, nueces, etc. crudas o tostadas (no fritas y obviamente sin sal)

1 litro y medio de agua potable

3 cucharadas soperas de harina de arroz o maíz (opcional)

3 cucharadas soperas de coco rallado (opcional)

1 pizca de vainilla (opcional)

Procedimiento:

En caso de usar avellanas crudas, podemos remojarlas la noche anterior para ayudar que liberen sus enzimas, haciéndolas más digestibles. Desechando al día siguiente el agua, aclarándolas y
luego usándolas para esta receta. Tengan en cuenta que en climas cálidos es conveniente remojarlas dentro de la nevera para evitar que fermenten durante la noche.

Si estamos usando avellanas tostadas, podemos utilizarlas directamente para esta receta.

Nuevamente tenemos dos opciones, pueden probar y descubrir cuál sabe mejor y cuál les agrada más: si realizamos la preparación de avellanas bien sean crudas o tostadas en agua fría, el tiempo
de conservación de la leche de avellanas será como máximo de un par de días. Si por el contrario deseamos un mayor tiempo de conservación de la leche y/o una textura un poco más cremosa,
podemos hervir durante un par de minutos las avellanas con el agua y la harina, removiéndolas constantemente, y dejándolas reposar y enfriar durante unos 10 minutos antes de licuar la
preparación.

Licuar por varios minutos hasta obtener un líquido de color blanco y aspecto cremoso, con las avellanas trituradas lo más finamente posible.
La preparación puede colarse si se desea, o bien con un colador de malla metálica, o bien con una gasa de algodón para obtener una textura más fina. Personalmente lo cuelo para un café por
ejemplo, pero no para los cereales o preparar panquecas, etc porque me agradan los trocitos.

En caso de que decidamos colar la preparación, podemos exprimir muy bien la gasa o presionar con la ayuda de una cuchara, la preparación dentro del colador a fin de extraer la mayor cantidad
de líquido posible.

El polvo resultante del colado puede usarse como exfoliante para la piel, mezclándolo con un poco de miel, como sustituto de parte de la harina en la preparación de pasteles, panquecas,
muffins, magdalenas, etc.

En caso de haber preparado la leche en caliente, dejar enfriar en una jarra limpia y luego refrigerar. En caso de haberla preparado en frio, puede refrigerarse directamente tras el licuado.

Comentarios:

Los frutos oleaginosos contienen buenas cantidades de vitamina E, calcio más biodisponible que el presente en los productos lácteos y muchas bondades más.

Podemos probar distintas variantes, mezclando varios frutos durante la preparación, perfumándolas durante el licuado con coco rallado (avellana + coco es la leche más deliciosa que he probado
hasta el momento). También podríamos perfumarla con una pizquita de vainilla, o mezclando varios frutos secos para aprovechar las bondades de los mismos.

La leche de avellanas también hace una deliciosa base para preparar batidos de frutas, junto con manzana, banana o cambur, e incluso fresas.

Siempre que se introduzcan frutos que puedan causar alergias en la alimentación infantil, es bueno hacerlo de manera gradual, tal y como se realiza la introducción de pescados, huevos y lácteos en la dieta del niño. Para ello conviene primero descartar alergias similares en familiares directos, dar una cantidad de un solo fruto oleaginoso a la vez por varios días consecutivos
a fin de saber cuál es que ha causado la reacción en caso de que la hubiere y no introducir ningún otro alimento nuevo durante el par de días en los que se descartan posibles alergias a cada
alimento.