REGLAS DE ORO PARA TU VIDA COTIDIANA
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La respiración « Masticar » el aire para extraer de él la energía

En el transcurso del día, acostumbraos a hacer algunas respiraciones. Pero para que realmente os aprovechen, es preciso que estas respiraciones sean lentas y profundas. Porque el aire puro debe tener tiempo de descender a los pulmones para llenarlos, expulsando así el aire viciado. y no sólo hay que respirar profundamente, sino que de vez en cuando es bueno retener el Aire algunos segundos en los pulmones antes de soltarlo.

¿Por qué?

Para masticarlo, pues los pulmones saben masticar el aire como la boca sabe masticar los alimentos. El aire que aspiramos es como un « bocado » de comida lleno de energías, y hay que dar tiempo a los pulmones para masticarlo y digerirlo. Cuando respiráis así, hacedlo con la conciencia de
que a través del aire, recibís en vuestro cuerpo la vida divina.

Dimensión psíquica y espiritual

Los ejercicios respiratorios actúan benéficamente sobre la salud, ciertamente, pero también sobre la voluntad, sobre el pensamiento. Comprobad lo : si tenéis que levantar una carga, lo hacéis más fácilmente después de haber hecho una respiración profunda.

En los pequeños acontecimientos que suceden en la vida cotidiana, en vuestras relaciones con los demás, pensad también en respirar, y ello os permitirá dominaros.

Antes de una conversación, por ejemplo, para que discusión no degenere en disputa, acostumbraos a respirar bien. y si estáis confusos, ¿por qué no pedís ayuda a los pulmones? Están ahí para ayudaros.

Durante dos o tres minutos, inspirad y espirad profundamente, vuestros pensamientos se aligerarán y se aclararán.

Necesitáis ayuda, lo cual es normal, pero, ¿por qué la buscáis siempre en el exterior, cuando está dentro de vosotros?

Si llegáis a comprender el sentido profundo de la respiración, sentiréis que poco a poco vuestra propia respiración se funde con la respiración cósmica.

Espirando, pensad que llegáis a ensancharos, a extenderos hasta alcanzar los confines del universo; después, al inspirar, volved hacia vosotros, hacia vuestro yo, que es como punto imperceptible, el centro de un círculo infinito. De nuevo os dilatáis, y seguidamente os contraéis. . . Descubriréis así este movimiento de flujo y reflujo que es la clave de todos los ritmos del universo.

Al tratar de concienciarlo en vosotros mismos, entráis en la armonía cósmica, realizáis un intercambio entre el universo y vosotros, pues al inspirar recibís elementos del espacio, y al espirar proyectáis algo de vuestro corazón y de vuestra alma.

El que sabe armonizarse con la respiración cósmica, penetra en la conciencia divina. El día en que sintáis esta dimensión, querréis trabajar durante toda vuestra vida inspirando la fuerza y la luz de Dios para dar después esta luz al mundo entero. Porque la espiración no es otra cosa que la distribución de la luz que se ha logrado extraer de Dios.

La respiración consciente aporta bendiciones incalculables para la vida física, emocional, intelectual y espiritual. Es preciso que observéis los efectos positivos de vuestro cerebro en todas vuestras facultades; es un factor muy poderoso en todos los aspectos de la vida. Nunca dejéis de lado esta cuestión.

Cómo recuperar vuestras energías..

Frecuentemente os dejáis arrastrar por ese desasosiego que se ha convertido actualmente en el estado habitual de los seres humanos y que es tan perjudicial para su equilibrio físico y psíquico.

Debéis velar sobre vuestro sistema nervioso procurándole de vez en cuando un descanso.

Por ejemplo, os retiráis a una habitación tranquila, os tendéis boca abajo sobre una cama, o en el suelo sobre una alfombra, con los brazos y las piernas relajados, os dejáis llevar como si os sumergierais en un océano de luz, sin moveros, sin pensar en nada. . .
uno o dos minutos después, os levantáis recargados.

Eso es todo; es poca cosa, pero es muy importante.Seguramente diréis que no siempre es posible acostarse de ese modo. Pues bien, quedaos sentados; lo esencial es que lleguéis a romper esta tensión en que vivís.

Hay que saber detenerse, y no sólo una o dos veces al día, lo cual no es suficiente, sino diez, quince, veinte veces.

Aunque esto no dure más que uno o dos minutos, lo esencial es que os acostumbréis a hacerlo con frecuencia.

Cada vez que tengáis un momento libre, no importa dónde os encontréis, en lugar de perder vuestro tiempo o de poneros nerviosos porque os hacen esperar, aprovechad esta ocasión para apaciguaros y encontrar vuestro equilibro: reanudaréis después vuestras actividades con nuevas fuerzas.

El amor nos vuelve infatigables

El gran secreto para mantener nuestra actividad en las mejores condiciones, es el de aprender a trabajar siempre con amor. Porque el amor fortalece,vivifica, resucita.

Cuando no poseemos este amor y consideramos nuestro trabajo sólo como un modo de ganar el pan, no nos da buenos resultados.

Seguramente ganamos algún dinero, pero perdemos nuestra alegría, perdemos nuestro entusiasmo, nos volvemos irritables y nuestra salud se deteriora.

Trabajad durante horas con amor y no sentiréis la fatiga, pero si trabajáis tan sólo algunos minutos sin amor, sintiendo cólera o rebeldía, todo se bloqueará dentro de vosotros y os quedaréis sin fuerza.

Hay que comprender la eficacia, el poder del amor. y Todo lo que hacéis hacedlo con amor, o no lo hagáis! Porque lo que hacéis sin amor os fatiga os envenena, y no es de extrañar que después os sintáis agotados, enfermos.

Cuántas personas se preguntan cómo volverse infatigables! El secreto consiste en amar lo que se hace, pues el amor despierta todas las energías.