En este post hablaremos sobre remedios naturales para evitar la retención de líquidos:

Aceite de mostaza

El aceite de mostaza como remedio casero es excelente para tratar un edema, debiendo ser aplicado en forma externa y local, para lo cual debe estar caliente (temperatura soportable) por medio de vendas o compresas en la parte afectada.

También es muy efectivo en forma de decocción, colocando dos cucharaditas de semillas de mostaza en 200ml de agua, hervir 15 minutos después que rompa el primer hervor, dejar reposar hasta que entibie y aplicar localmente en la zona afectada con masajes circulares suaves, aplicar dos veces al día.

Vinagre de Manzana

El vinagre de sidra de manzana es un remedio casero muy antiguo cuyos registros de uso medicinal se remontan al antiguo Egipto y en lo que respecta al tratamiento natural de los edemas es muy efectivo, ayudando a eliminar el exceso de líquido en las células del cuerpo.

Tomar una cucharadita de vinagre en medio vaso de agua tibia, endulzar con miel y beber dos veces al día, lejos de las comidas principales.

Retención de líquidos, ¿qué es?

Entre un 65 y un 70% del nuestro cuerpo es agua: dos terceras partes de ese porcentaje se encuentran en el interior de las células (denominado líquido intracelular), y el resto está en el exterior (líquido extracelular), ya sea en los vasos sanguíneos (plasma), o entre las células (líquido intersticial).

El doctor Ariel Toledano, flebólogo en París, nos explica que para mantener este equilibrio, el organismo dispone de un sistema que regula la filtración y la reabsorción de agua entre los vasos, tejidos y espacios intersticiales.

Este sistema se basa en la presión osmótica (que tiende a conducir el agua más concentrada, que se encuentra en el centro, hacia la menos concentrada) y en la presión hidrostática (generada por el sistema cardiovascular). Sin embargo, a veces este sistema falla y el agua que se infiltra en los tejidos quede ahí acumulada: y eso es lo que denominamos retención de líquidos.

Causas de la retención de líquidos

Las causas de la retención de líquidos son múltiples y pueden variar de una persona a otra. Pero las principales causas son:

El calor, que dilata los vasos sanguíneos y los deja más porosos, lo cual favorece la salida del agua de los vasos e impide que los tejidos puedan absorberla.

La inmovilidad prolongada, ya sea sentado o de pie.

Una alimentación rica en sal y/o pobre en proteínas.

Un desequilibrio hormonal, durante el embarazo, los días previos a la menstruación o a la menopausia.

Ciertos medicamentos, en particular los corticoides, los antihipertensivos, los tratamientos neurolépticos y los tratamientos hormonales.

Ciertas enfermedades: la insuficiencia venosa, renal o cardíaca alteran el sistema de regulación de fluidos y provocan edemas más o menos graves.

Una mala circulación sanguínea, que impide el proceso de absorción de líquidos.

¿Cuáles son los síntomas de la retención de líquidos?

La retención de líquidos se manifiesta por una hinchazón de los tejidos, un edema en lenguaje médico. Afecta, en general, a los pies, los tobillos y las piernas: si ves que aparece una especie de bolsa que te presiona la tibia, significa que retienes líquidos.

En ciertos casos, este edema también puede afectar al vientre o al rostro, sobre todo, durante el periodo premenstrual, en que las mujeres tienen el vientre inflado y sufren hinchazón abdominal, o como efecto de ciertos medicamentos (en especial los corticoides), que dan ese aspecto de hinchazón.

Otro síntoma característico de la retención de líquidos: un aumento de peso rápido e inexplicado, hasta 3 kilos en 24 horas, comenta el doctor Ariel Toledano. No son kilos que uno ha acumulado por haber hecho algún exceso alimenticio, sino de una fluctuación evidente de peso en apenas 24 horas sin haber modificado la alimentación.

Retención de líquidos: ¿qué tratamientos existen?

Sin tener en cuenta las causas patológicas, el tratamiento para la retención de líquidos se basa, esencialmente, en tomar medidas higieno-detéticas.

Factores alimenticios

A nivel alimenticio, las personas que padecen estos edemas deben tomar ciertas medidas, según la causa de la retención:

Si la retención se debe a un exceso de sal, conviene reducirlo y evitar, sobre todo, los productos en conserva, los embutidos, los quesos curados y ciertas aguas con gas.

Si el consumo de agua es insuficiente, hay que aumentarlo bebiendo todo tipo de líquidos (agua, té, sopa), consumiendo alimentos ricos en agua (alcachofa, col, espárrago, sandía, pepino, zanahoria, lechuga) y en potasio (legumbres, cereales, germen de trigo y levadura).

Vigila y no limites demasiado el consumo de proteínas, que debe ser suficiente para asegurar una buena reabsorción del agua de los tejidos a los vasos sanguíneos, tal y como aconseja el doctor Toledano. Las nueces, almendras y cereales complejos son excelentes fuentes proteicas y, además, sacian el apetito.

Ciertos alimentos tienen virtudes diuréticas muy interesantes: la piña, la papaya, el pomelo o incluso la endivia, los espárragos, el apio y la alcachofa.
Se aconseja fraccionar las comidas para estabilizar la glucemia y evitar que el organismo sustituya el azúcar de las células por agua.

Si la retención de líquidos se debe a una fragilidad de los capilares, el consumo de frutos rojos, cítricos y té verde, ricos en vitaminas E y P, permite reforzar la pared, indica nuestro flebólogo.

Para mejorar el retorno venoso, se recomienda practicar una actividad física regular y evitar estar sentado o de pie durante mucho tiempo.

En la cama, levantar las piernas reduce el riesgo de edema en las extremidades inferiores.

Para las personas sensibles, evitar la exposición al calor.

Factores posturales y medioambientales

También se aconseja un drenaje linfático, ya que la red linfática compensará la debilidad de la red venosa.

El drenaje puede ser pasivo: en este caso se trata de un masaje realizado en un centro especializado o por un terapeuta kinestésico; o activo, en cuyo caso se realiza tras una actividad física y se trabajan los músculos profundos.

En caso de retención de líquidos se recomienda, sobre todo, la natación, ya que ejerce un masaje muy suave y hace trabajar todos los músculos de las piernas.

¿Y qué hay de los diuréticos?

Los diuréticos son medicamentos o substancias naturales de origen vegetal que actúan en el riñón y, por lo tanto, aumentan la diuresis, también denominada cantidad de orina expulsada.

Los drenantes, ligeros y naturales, no suponen ningún riesgo y ofrecen resultados muy buenos, afirma el doctor Toledano. Él mismo cita la hamamelis, la viña roja, la castaña de la India o el fragón. Se pueden adquirir en forma de complementos alimenticios o a granel, en farmacias o tiendas ecológicas.

“Los medicamentos diuréticos, en cambio, no son tan interesantes”, afirma el flebólogo. Estos medicamentos pueden dañar los riñones y provocar fugas de potasio potencialmente peligrosas, ya que exponen al cuerpo a un riesgo cardiaco real. Este tipo de medicamentos está reservado a pacientes cuya retención de líquidos se debe a una patología grave, como insuficiencia cardíaca, renal o hepática.

Retención de líquidos: ¿cuándo preocuparse?

La aparición repentina de un edema debería preocupar a cualquiera, ya que puede tratarse de una flebitis. La flebitis es un coágulo de sangre que bloquea la circulación sanguínea (trombosis venosa profunda). Suele aparecer, sobre todo, en las extremidades inferiores (pantorrillas) pero también puede afectar a otras venas del organismo. Si este coágulo se mueve por la circulación sanguínea, podría alcanzar el corazón y taponar la arteria pulmonar, provocando así una embolia pulmonar.

Los síntomas que deben alertarte son la repentina aparición o evolución del edema, su disimetría y los dolores que pueden acompañarla.

La retención de líquidos también es algo habitual en el embarazo. En la mayoría de casos es fisiológica y multifactorial. Hay que preocuparse cuando los edemas aparecen o crecen de una forma exagerada en pocas horas, ya que podría ser el síntoma de una enfermedad hipertensora del embarazo, como la pre-eclampsia. En ese caso, hay que acudir al médico urgentemente, ya que la salud de la madre y del bebé estaría en riesgo.

Si sufres retención de líquidos, acude a tu médico de cabecera, ya que él podrá destinarte a un flebólogo para que identifique el origen real del edema y pueda recetarte un tratamiento adaptado.

A. Pelletier