Según un estudio que recogía hace poco la revista American Psychological Association, antes de la invención del televisor, es decir, con anterioridad a 1915, la mayoría de los sujetos aseguraba soñar en colores.

Sin embargo, a partir de esta fecha los encuestados empezaron a recordar sus sueños en escala de grises.

Cuando llegó la televisión en color, los sueños también volvieron a teñirse de tonalidades.

En concreto, el 80% de los encuestados menores de 30 años afirma soñar en colores, algo que los autores de la investigación atribuyen a que nunca han visto la televisión en blanco y negro.

Sin embargo, entre los que ya han cumplido los sesenta años, resulta que cuatro de cada cinco aseguran que las imágenes que evoca su cabeza mientras descansas son en blanco y negro.

Si la mayoría de nosotros tenemos dificultades para recordar lo que hemos soñado cuando nos despertaron, seguramente nos resultaría aún más complicado responder si nos preguntaran si lo que hemos soñado era en blanco y negro o en color.

Ni siquiera cuando las imágenes están muy vívidas en la memoria podemos responder con todo seguridad, por lo que podemos preguntarnos si, de forma habitual, soñamos en blanco y negro o en color.

Cuando a mediados de los años veinte Freud preguntaba a sus pacientes si soñaban en colores o blanco y negro, estos se decantaban por la segunda opción, lo que resultaba, cuando menos, curioso, ya que lo más habitual es soñar en color, pero no siempre.

Si soñamos en colores, el sueño puede darse bien en un solo color o bien con los mismos colores que los objetos tienen en la realidad. Según los investigadores, la elección de los colores que hace nuestro cerebro mientras soñamos no es fortuita, ya que estos también tienen un gran componente simbólico cuando aparecen en el sueño, a menudo relacionado con el estado emocional que nos provoca lo vivido durante el sueño. Por ello, pueden ser una ayuda adicional cuando los interpretamos.

Por ejemplo, si soñamos con objetos azules, esto simboliza que nos sentimos tranquilos, serenos y felices.

Soñar con objetos amarillos, nos transmite que confiamos en nosotros mismos y en nuestras posibilidades, aunque somos conscientes de los obstáculos que puede haber en el camino.

Si soñamos en blanco indica que somos dignos de confianza, al tiempo que nos sentimos llenos de energía.

Si por el contrario nuestros sueños se tornan grises, indica que estamos en un periodo de cambio y transición. Si el gris es oscuro, indica que nos sentimos asustados ante las consecuencias de dicho cambio.

Soñar en negro indica que estamos inmersos en periodo de conflictos con familiares y amigos.