¿Qué es lo contrario del cero absoluto?

¿Existe una temperatura máxima alcanzable?

Pues va a ser que si. Habemus límite superior.

Se trata de una temperatura inconcebiblemente alta llamada Temperatura de Planck, una de esas curiosidades científicas que no sirven realmente de mucho. El universo tenía esa temperatura durante el primer instante de Planck tras el Big Bang (10^-43 de segundo), y hablamos de 10^32 Kelvin.

Puede que esa cifra no te diga nada, pero si la comparas con la temperatura en centro de nuestro sol (10^6 Kelvin) pues te vas haciendo una idea.

Resulta más sencillo entender el cero absoluto que la temperatura de Planck. Percibimos el calor en función del movimiento, cuanto más frío es algo menos movimiento interno exhiben las moléculas que lo componen.

Al llegar al cero absoluto (0 Kelvin) el movimiento molecular
virtualmente se detiene.

Sin embargo, en el otro extremo, cuanto más rápidas se muevan las moléculas más caliente estará ese algo.

A 10^10 Kelvin, los electrones se mueven a velocidades próximas a la de la luz, pero también se hacen más masivos,
por lo que su temperatura puede seguir aumentando.

A 10^32 Kelvin, la citada Temperatura de Planck, las gigantescas densidades obtenidas por esos electrones harían, en caso de que pudieran seguir calentándose, que se convirtieran en agujeros negros, y en ese punto
lo que sabemos sobre el espacio y el tiempo se colapsa.

Así pues, la Temperatura de Planck es el límite calórico
superior que se puede alcanzar.

En ese punto alcanzamos la temperatura más alta concebible de acuerdo a las presentes teorías, lo cual no quita que una futura teoría cuántica de la gravedad nos permita imaginar temperaturas aún más altas.

¿Qué es lo contrario del cero absoluto?

¿Existe una temperatura máxima alcanzable?

Pues va a ser que si. Habemus límite superior.

Se trata de una temperatura inconcebiblemente alta llamada Temperatura de Planck, una de esas curiosidades científicas que no sirven realmente de mucho. El universo tenía esa temperatura durante el primer instante de Planck tras el Big Bang (10^-43 de segundo), y hablamos de 10^32 Kelvin.

Puede que esa cifra no te diga nada, pero si la comparas con la temperatura en centro de nuestro sol (10^6 Kelvin) pues te vas haciendo una idea.

Resulta más sencillo entender el cero absoluto que la temperatura de Planck. Percibimos el calor en función del movimiento, cuanto más frío es algo menos movimiento interno exhiben las moléculas que lo componen.

Al llegar al cero absoluto (0 Kelvin) el movimiento molecular
virtualmente se detiene.

Sin embargo, en el otro extremo, cuanto más rápidas se muevan las moléculas más caliente estará ese algo.

A 10^10 Kelvin, los electrones se mueven a velocidades próximas a la de la luz, pero también se hacen más masivos,
por lo que su temperatura puede seguir aumentando.

A 10^32 Kelvin, la citada Temperatura de Planck, las gigantescas densidades obtenidas por esos electrones harían, en caso de que pudieran seguir calentándose, que se convirtieran en agujeros negros, y en ese punto
lo que sabemos sobre el espacio y el tiempo se colapsa.

Así pues, la Temperatura de Planck es el límite calórico
superior que se puede alcanzar.

En ese punto alcanzamos la temperatura más alta concebible de acuerdo a las presentes teorías, lo cual no quita que una futura teoría cuántica de la gravedad nos permita imaginar temperaturas aún más altas.