Según la tradición hindú, el Masala chai tiene sus orígenes en los reinos emergentes del sur de Asia, lo que hoy conocemos como India, aproximadamente hace 9 mil años, cuando un rey creó esta bebida purificante como remedio dentro de la tradicional medicina ayurvédica.

En un principio, el masala chai, era sólo una infusión preparada con la mezcla de muchas especias conocidas como “calientes”, entre las que destacan el cardamomo, la canela, el clavo, la pimienta negra, el anís estrellado y el jengibre, y se endulza tradicionalmente con azúcar morena de caña llamada jaggery. En ciertas zonas, como el oeste de India, no acostumbran el anís y la pimienta, preparan la bebida a base de almendras, cardamomo, canela, clavo y azafrán.

Originalmente esta bebida no incluía hojas de té, por lo que no contenía cafeína y se servía caliente o frío como remedio para dolencias menores. La inclusión de las hojas de té negro al Masala Chai se dio alrededor de 1830, con el inicio de la lucha inglesa en contra del monopolio chino del té, acción que tuvo origen a partir de un cálculo que hicieron sobre el gran consumo de té en la Gran Bretaña, que resultó ser de una libra anual por persona. Con el inicio de las plantaciones británicas en Assam, India, alrededor de 1935, decidieron incluir el té negro en la mezcla como parte de su costumbre, esto generó un producto casi exclusivo para su exportación, pues para los nativos resultaba caro y difícil de consumir.

En 1870, más del 90 por ciento del té consumido en Gran Bretaña provenía China, pero entrada la década de 1900 este porcentaje se había reducido al 10 por ciento, la diferencia de números se dio en gran parte por el té de las nuevas plantaciones, 50 por ciento cultivado en la India y 33 por ciento en Ceilán.

A principios del siglo XX, una agresiva campaña de la Asociación del Té de la India (de propiedad británica) alentó a la industria local, minera y textil en su mayoría, a proporcionar a sus trabajadores periodos de descanso que incluyesen un té negro. Este se servía al más puro estilo inglés, con leche fría y azúcar al gusto, ya que inicialmente la Asociación rechazaba la usanza de los Chai Wallahs, que hacían su bebida con una mayor proporción de leche y azúcar, ya que esto reducía el consumo per cápita de hojas de té, y por lo tanto, su compra.

Esto concluyó en los años 60, cuando se introdujo el Sistema CTC (crush, tear, curl), un sistema mecanizado para la producción de té que abarató los costos, logrando que se popularizara el uso de té negro en el Masala Chai y los hindús apreciaran la combinación que respeta la dulzura, el cuerpo que da la leche y acentúa el sabor de la mezcla de especias, lo que terminó por consumarlo no sólo como una bebida popular dentro de los dominios británicos sino más allá de sus fronteras.

En nuestros días, el Masala Chai es la bebida tradicional de la India y parte importante de su dieta diaria, lo sirven como agasajo para los invitados y como su merienda de las 4 de la tarde, acompañado de bocadillos salados como samosas, pakoras, farsan (bocadillos gujarati). Se estima que en algunas regiones sus habitantes toman 4 tazas de Masala Chai durante el día.

Hoy en día encontramos dos variaciones más, una con té verde, que proviene de la zona de Cachemira y la segunda –que es una versión mas occidentalizada– con rooibos, té rojo sudafricano, que lo hace una bebida sin cafeína.

Entre las propiedades del Masala Chai econtramos:

Té Negro

Ayuda a prevenir ataques del corazón, bueno para la circulación arterial y contiene un buen nivel de antioxidantes.

Cardamomo

Tiene muchas propiedades digestivas y actúa como refrescante bucal. Es diurético, antigas y antináusea. Cuando se toma en un “Malasa Chai”, el cardamomo inhibe las propiedades mucosas de la leche.

Clavo

Excelente para los escalofríos, letargo, depresión y sobrepeso. Contiene propiedades que ayudan a la digestión y desordenes neuromusculares.

Jengibre

Una hierba que ayuda a los que padecen migrañas. Contiene toxinas digestivas que ayudan a las víctimas de reumatismo o artritis reumática. Se utiliza como auxiliar para cólicos, gripe y laringitis.

No existe una receta única, esta puede variar por familia o zona geográfica, pero el método más sencillo para preparar un Masala Chai (500 ml) es hirviendo una cuarta parte de leche con 3 cuartas partes de agua, 2 cucharadas de té negro, 1 cucharadita de jengibre, 1 ramita de canela, 4 semillas de cardamomo y 3 clavos de olor. Se recomienda no dejar hervir mucho tiempo porque genera un sabor amargo. Al final lo endulzamos con miel o azúcar morena y listo, a disfrutar nuestra tradicional bebida hindú.

El Masala Chai es un golpe inesperado a nuestras papilas gustativas, nos lleva de lo suave a lo fuerte, de la calma a lo fiero. Con todas sus características y cualidades se torna en una bebida calmante y deleitante que puedes disfrutar en casa o en alguna cafetería como dirty chai o chai latte.