Conoce cuáles son los tipos de personalidad en psicología y descubre si tu personalidad responde a alguna de ellas, en el siguiente artículo.
En la psicología tradicional, existe una clasificación detallada de los tipos de personalidad.
A continuación te mostraré la clasificación de las diferentes tipos de personalidad según las características propias de cada una.
Tipos de personalidad
Personalidad reformadora: tienes este tipo de personalidad si eres una persona que siempre hace las cosas a conciencia. Te distingues por ser ordenado y muy pulcro. A veces te obsesionas con la perfección y te vuelves un poco fastidioso.
Puedes ser muy impaciente, pero si trabajas tus niveles de ansiedad, serás una persona muy sabia y noble en un futuro.
Personalidad ayudadora: tienes esta personalidad si eres de aquellos que siempre está preocupado por el placer de los demás. Te sueles sacrificar por tus amistades y siempre te encuentras dispuesto a ayudar sin recibir nada a cambio.
Te gusta hacer amigos y necesitas pasar tiempo con ellos para ser feliz. En ocasiones, tienes problemas para hacerte cargo de tus propios problemas, ya que siempre los postergas en pos de otra persona.
Si dedicas más tiempo a tus necesidades, estarás mejor para ayudar a los demás.
Triunfador: tienes esta personalidad si te sientes muy seguro de ti mismo. Posees un gran caudal energético y siempre estás trabajando por cumplir tus sueños. Tienes gran capacidad para adaptarte a nuevas situaciones.
Sueles exacerbarte con el trabajo hasta el límite. Cuida tu cuerpo y tu mente, no dejes que el estrés te complique la vida.
Individualista: tienes esta personalidad si eres una persona sensible, callada y reservada. Eres honesto pero muy temperamental. No sueles mostrar tu interior por miedo a que te dañen.
Sueles tirar abajo tu autoestima. Si te valoras un poco más, serás más que feliz.
Investigadora: tienes esta personalidad si eres de aquellas personas que les encanta leer, estudiar y aprender. Siempre te encuentras tratando de resolver un problema. Eres muy lógico y racional.
Tiendes a racionalizar tus sentimientos y no guiarte por tu intuición. Esto puede perjudicar tus relaciones personales, si dejas espacio al azar, te convertirás en una persona muy sabia.
Leal: tienes esta personalidad si eres de aquellos que trabajan arduamente por lo que quieren. Son personas con alto grado de compromiso y siempre están donde se los necesita. Tienes la capacidad de tomar grandes responsabilidades entre tus manos.
Puedes sufrir estrés. Busca momentos de descanso y relajación. Son muy necesarios para tu salud.
Entusiasta: tienes esta personalidad si te encuentras en permanente movimiento. Estás dotado con una gran energía que parece nunca acabar. Te gusta ser productivo y no puedes estar sin hacer nada.
Eres demasiado impulsivo, si te tomas el tiempo para reflexionar, los resultados que obtendrás en tus proyectos, serán mejores.
Desafiante: tienes esta personalidad si sueles ser el líder o coordinador natural de los equipos. Tienes gran capacidad para gestionar grandes emprendimientos. Eres muy seguro de ti mismo.
Sueles tener problemas para delegar tareas y confiar en los demás. Recuerda que los mejores trabajos son los que se hacen grupalmente.
Pacifista: tienes esta personalidad si eres de los que siempre intermedian en los conflictos. Sabes negociar y eres un buen intermediario.
Puedes ser demasiado complaciente con tal de mantener la paz. Recuerda que, a veces, el caos es necesario, para volver a reorganizarse.
Indeciso: Suelen tener muchas dudas y ser inseguros, de modo que requieren mucha atención y dedicación para que nos interpreten de forma correcta. Son personas que buscan tener muchas opciones a la hora de actuar para evitar el arrepentimiento. Por ejemplo, comparan muchos productos en el supermercado antes de decidirse a comprarlo.
Puede ser complicado relacionarnos con ellos. No es adecuado imponer un punto de vista adecuado o mostrar excesiva seguridad, pues se aferrarán a esto y frenarán su desarrollo. Lo mejor es fomentar la tranquilidad y confianza con palabras que favorezcan la cooperación, la empatía y la escucha.
Hay que evitar hacerle sentir un bicho raro por su indecisión. No debemos ser muy concretos ni desgranar en exceso el comentario que queramos hacer, puesto que es probable que se centre en aspectos que no son demasiado relevantes.
Silencioso: Este tipo de personas no nos ofrecen información sobre sus emociones, ni positivas ni negativas. Se lo guardan para ellos, al igual que gran parte de sus opiniones. Suelen reflexionar mucho sobre la situación en la que está, nos observan y analizan cuáles son nuestras características principales.
La actitud que más facilitará nuestra relación con ellos es una disposición empática y amable. La mejor forma de que perciban que nos interesamos por ellos y se sientan cómodos es que hagamos preguntas cerradas, es decir, que favorezcan respuestas de Sí o No.
El hecho de que sean personas que hablan poco o nada, nos puede hacer pensar que no nos escuchan y, por ello, favorecer que elevemos la voz. Esto resulta bastante incómodo y debemos evitarlo. Además, si se animan a hacer algún comentario es mejor que no les interrumpamos.
Egocéntrico: Se trata de una persona que cree que sabe de todo y que nos hace creer que tiene una opinión firme y fundada sobre cualquier tema del que hablemos. Se muestra superior, no acepta consejos e intenta controlar siempre la situación.
Se trata de un tipo de personalidad tóxica para sí mismo en primer lugar. Solo le agradan los elogios y en todo momento hace alusión a sus grandes conocimientos sobre lo que se esté hablando en la conversación, menospreciando lo que los demás dicen.
A la hora de relacionarnos con ellos y no morir en el intento, debemos de ser muy objetivos y concretos, probando nuestros conocimientos con información veraz. Es clave que nos mostremos asertivos, empáticos y en actitud de escucha para facilitar una buena interacción.
Si consideramos que es superior a nuestras fuerzas, debemos de retirarnos de forma sutil sin cerrar la puerta del todo. Evitaremos interrumpir de forma radical una conversación, discutir o mostrar impaciencia o desconocimiento.
Reflexivo: Este tipo de personas tienden a buscar gran cantidad de información sobre un tema tratado. A la hora de relacionarnos con ellos es necesario que seamos pacientes y aportemos la información de la que dispongamos de forma objetiva y completa.
Es importante que les dejemos pensar y nos adaptemos a su ritmo si queremos tener una comunicación fluida. Debemos evitar las prisas, pues son malas consejeras y es inadecuado que les obliguemos a decantarse por una u otra opción, les forcemos a hablar o les pongamos nerviosos.
Conversador: A este tipo de personas les gusta hablar de cualquier cosa, da igual el tema tratado en el inicio. Puede saltar de una conversación a otra de forma constante, por lo que requieren que les prestemos atención constante.
Siempre se interesan y tienen en cuenta lo que los demás tienen que decir. Por eso, a la hora de relacionarnos con ellos, es importante que seamos concretos y vayamos por puntos. Es necesario procurar que el entusiasmo no decaiga y no debemos mostrarnos cansados o abatidos.
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