Utilizar así o asá los cacharros y electrodomésticos de la cocina puede significar un ahorro energético y ecológica. Son muchas las astucias para triunfar en el arte doméstico de economizar energía sin dañar el medio ambiente más de lo necesario.
Y es que esto de la actitud ecológica es todo un reto. Pero que nadie se asuste, porque en temas culinarios la lógica suele mandar y los consejos se pillan al vuelo. O sea, el sentido común de la abuela se revaloriza cuando se trata de ahorrar en la cocina. ¿Un truco para aprender trucos verdes? Muy sencillo: nada más efectivo que ponerse en el papel de abuela un poquito reguñona. Por ejemplo, que la olla no está bien colocada sobre el fogón ¿Qué nos diría nuestra abuela?. Nos diría: -Niña (o niño) centra la olla, que pierdes fuego. Que queremos hacer un huevo frito en una sartén enorme… ¿Qué nos diría la abuela?. Efectivamente, la abuela nos espetaría: -Niña, ¿por qué no has fregado la sartén pequeña para hacer el huevito? Quita, que yo te la limpio en un minuto.
¿Lo ves?, las abuelas desbordan sabiduría y ahorro verde. Y el resto de los mortales… no tenemos otro remedio que ponernos las pilas y activar nuestro sentido común. ¿Dispuesto a intentarlo?. Pues para entrar en onda, ahí van algunos consejillos que permiten cocinar con la menor energía posible:
Asegúrate de que el fogón -de la cocina eléctrica, de gas o vitrocerámica- esté totalmente por debajo de la cazuela, y debería ser de un tamaño adecuado al del fuego. Cuanto más pequeña es la cazuela y más tapada esté, más fácil será de calentar. En este sentido, las ollas a presión hacen una buena labor.
Para maximizar la cantidad de energía que reciben los alimentos, hay que cuidar la limpieza de los electrodomésticos tipo microondas, tostadoras, hornos, etc. En el uso de estos aparatos, ahorraremos energía si aprovechamos el calor residual. Es decir, podemos apagarlos minutos antes y finalizar el proceso de cocción con el calor restante.
Otros consejos importantes: no precalentar el horno a menos que lo requiera la receta y usar un cronómetro para no sobrepasar el tiempo necesario. El vidrio y la cerámica mantienen el calor mejor que el metal, por lo que si usamos moldes de estos materiales podremos bajar la temperatura del horno 25 grados. No abrir la puerta del horno durante la cocción, perdemos 25 grados cada vez. ¿un truco? Tener la ventana bien limpia para no sucumbir a la tentación de abrir.
Y, ya puestos con las manos en la masa, demos un pasito más. Ese paso se llama cocina solar. No sólo funciona con la energía del sol, sino que algunas pueden hacerse con material reciclado. ¿El único inconveniente? Los tiempos de cocción son más largos. Si no fuera por las malditas prisas de siempre…
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